Cuando en pleno reinado del nu-metal algunos músicos del bastardeado estilo juraban estar híper influenciados por grupos de electrónica dark ochentera, uno no podía evitar pensar en que lo hacían por pose, por desmarcarse de una onda que lo había invadido todo y que llenó de grupos de medio pelo grandes festivales y programas de TV.
El único caso relevante y realmente creíble cuando se hablaba de este tipo de influencias era el de Chino Moreno de Deftones. Banda que junto a Korn y SOAD son básicamente los únicos grupos con alma que quedaron de aquella escena abusada por ejecutivos de discográficas.
Chino hablaba de su devoción por Depeche Mode, Duran Duran, The Smiths y The Cure entre otros y escuchando con atención, se notaba en la angustia de su voz trazos característicos de tipos como Robert Smith o Morrissey, más allá de la obvia influencia de Mike Patton o HR de Bad Brains.
Por suerte para todos los fans del “tono Chino Moreno” existe Crosses, quienes aterrizan a este final de 2023 con el sólido "Goodnight, God Bless, I Love U, Delete".
En este grupo paralelo Chino comparte tareas con Shaun Lopez de Far, con éxito ambos se distancian de la estética sonora de sus bandas principales y dan espacio a sus obsesiones por la canción electrónica de los 80s y las brisas new romantic desde que lanzaran su álbum debut en 2014.
En este segundo largo el dúo enarbola una lista de canciones que, sin un objetivo conceptual, logran formar una columna vertebral recorrida de punta a punta por un bien común a muchos discos buenos: la coherencia.
La composición no es lineal, pero funciona como si lo fuera, el disco tiene un ambiente definido, característica que deviene en una escuchabilidad excelente.
Posee un muy buen balance entre los sonidos blureados y los sintéticos ultra definidos; esta idea más el momento de gracia que Chino atraviesa como melodista engrandecen el resultado.
“Ghost Ride” trae el espíritu de los Depeche Mode más “industrializados” en combinación con una melodía vocal maestra. Algo parecido sucede con el corte “Light As a Feather”, que recuerda a Sade y ofrece una base con patrones de hi hat dignos del trap. “Found” es otro ejemplo de alta inspiración: los muchachos crean una balada futurista en la que el narrador anhela recuperar la fe, luchando con romanticismo estoico.
En el otro rincón de las intenciones, en el páramo de lo misterioso y lo agresivo, aparecen “Pulseplagg”, “Natural Selection” e “Invisible Hand” todas composiciones que si se pasan al filtro de las guitarras y baterías posiblemente sonarían como perfectos temas de Deftones, aunque no les haga falta para nada.
La inclusión de El-P en “Big Youth” aporta dinámica y vuelo, pero la colaboración de Robert Smith en “Girls Float + Boys Cry” pareciera el elemento que le termina de dar sentido a todo lo que pasa en este álbum. Smith y Moreno se rompen el alma cantando sobre soledades e incertidumbres. No hay mucho que hacer contra la idea de que lo triste es bello y, entre otros aciertos, es por eso que este disco es una preciosidad.
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