Hay gente inquieta y gente que no. Laika, como banda, bien pertenece al primer grupo. Partiendo de tal precepto hay dos formas de encararles: argumentando que los tiempos de Moonshake eran más interesantes (véanse las consecuencias de ello en su primer álbum, “Silver Apples Of The Moon”, 94) o aceptando que las nuevas vías de experimentación y búsqueda continuada ya han fraguado con el relajante “Sounds Of The Satellites” (97) y con la nueva vuelta de tuerca que supone ser el presente trabajo (con un mayor parapeto de percusión y sonidos).
Margaret Fiedler, alma mater y ex-coprotagonista en Moonshake, presenta la nueva criatura como un híbrido entre el rock hecho con guitarras y la experimentación que facilitan la programación y la electrónica. Ello les depara de nuevo la modernidad, la repulsa por la autocontemplación, la pleitesía de no encontrar par entre sus coetáneos. Y en épocas en las que cualquiera se atreve con un sampler, los resultados con mensaje se aprecian aún más. No obstante, también hay que reconocer que a más inquieto un grupo, más se le exige, por lo que no extraña que la sorpresa esta vez sea menor. Seguramente porque en su momento se anticiparon demasiado rápido a los tiempos que corrían. Siguen delante y descubrirlo ya es sólo cosa tuya.
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