The Journey Man
DiscosGoldie

The Journey Man

7 / 10
Fernando Fuentes — 22-09-2017
Empresa — Metalheadz/Popstock!
Género — Electrónica

Hace veintidós años un grafitero, DJ y productor inglés -con dientes de oro, gorra ladeada y mucho humo siempre a su alrededor- ponía en circulación uno de los mejores discos de la electrónica urbana nunca conocidos, hablamos de Goldie y de su gran "Timeless". En aquel momento ya era la figura más referencial e influyente del jungle y hasta este instante ha sabido salvaguardar, de forma holgada, un legado sonoro que no parece acusar el inmisericorde paso del tiempo y que hasta le ha servido para ser condecorado con una medalla MBE por su aporte a la cultura musical y juvenil en el Reino Unido. Ahora nos presenta este "The Journey Man" Goldie que publica a través de su propio sello Metalheadz y en el que ha venido trabajando durante los últimos cinco años. Goldie lo describe como el “hermano mayor” de la obra magna antes referida, aunque en realidad quizá se parezca más al no menos brillante "Saturn Returnz".

Los dieciséis cortes que contiene este disco son un paseo global por ese sonido cien por cien Goldie que recogen y sinergian, sobre todo, los influjos y emergencias del mejor bass de ayer y hasta hoy… pero, seguramente, no de mañana. Más que nada porque "The Journey Man" es un disco muy noventas, quizás demasiado. No obstante, para Clifford Joseph Price la sinceridad y la audacia son dos valores inherentes a su imaginario sonoro, como así deja patente en temas como la bizarra Tu viens avec moi? que contrasta de forma frontal, como negro sobre blanco, con la pesadez downtempista de "The Ballad Celeste" y ese suculento "Horizons" (con la voz de Terri Walker y arreglos de Swindle) que directamente nos retrotrae al año 1995 y al incunable "Timeless". Pero lo más sabroso del álbum viene de las mieles del rotundo y variopinto "Redemption", dieciocho minutazos que sirven para abrir el disco y a lo largo de los que escuchamos de todo, bueno y diestramente mixturado: pop, drum’n’bass, breaks, techno, etcétera.

En fin, un trabajo aquilatado y notable -dotado de una producción impoluta y cristalina, como siempre- de la mano de un artista otrora legendario y genial que, a pesar de una ausencia evidente de actualización y frescor creativo, quiere seguir dando guerra. ¿Le habrá gustado a su colega Banksy?

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