Desde que retornaron discográficamente en 2012, tras una década de silencio, el icónico combo canadiense no ha dejado de intentar escapar de la alargada sombra de su obra magna, el monumental “Lift Your Skinny Fists Like Antennas To Heaven” (2000). Por una parte, su progresiva reducción de impulsos épicos, los ha volcado en la concreción de una fórmula fraguada desde la libertad de las formas avant-garde, los cielos ambient y el regusto por convertirse una especie de clásicos de la materia post-rock, en el sentido literal del término. No en vano, dentro de lo que se entiende por música no-rock hecha con instrumentos rock, Godspeed You! Black Emperor siempre han pertenecido al grupo que, en el fondo, ha querido hacer contemporánea.
Dicha ambición vuelve a cumplirse de nuevo en este “G_d’s Pee AT STATE’S END!”, aunque, bien es cierto, que para la ocasión su gusto por la grandiosidad eléctrica retorna sin filtros y los efluvios emocore están más presentes que nunca, ya sea en el cuerpo central de los veinte minutos de “A Military Alphabet (Five Eyes All Blind)” como a lo largo de “Government Came”, la otra pieza larga del disco, donde abrazan la caligrafía progresiva sin ninguna clase de pudor.
Eso sí, donde se muestran más brillantes es en las distancias cortas o, directamente, cuando dejan a un lado sus hiperbólicos efluvios rock. En este sentido, la preciosidad cósmica de “Our Side Has To Win (For D.H)” rivaliza con los momentos más estremecedores de la alianza entre Brian Eno y Daniel Lanois.
Por su parte, “Fire At Static Valley” se agarra con fuerza a la ortodoxia drone modelada por Florian Fricke a principios de los ochenta y también al sota, caballo, rey de Stars Of The Lid. Abecedario espacial donde los instrumentos ejecutados por los de Montreal alcanzan la ingravidez en otra torre dorada de su trayectoria. Argumentos y resultados más que suficientes para preguntarnos por qué siguen insistiendo en retorcerse por caminos tan trillados de progresión eléctrica, cuando ya han encontrado su maná particular en los viejos testamentos kosmische.
A pesar de sus momentos más recurrentes, estas cuatro piezas funcionan como radiografía exacta, más que apetecible, de la encrucijada en la que se encuentran ahora mismo estos auténticos dinosaurios del post-rock.
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