No es que uno pensara que las nuevas canciones de Mick Jagger fueran a cambiar el mundo de la música (como hicieron en su día muchas de las que firmó junto a Keith Richards), pero sí era razonable confiar en que mantuvieran un nivel parecido a las de su anterior trabajo en solitario, “Wandering Spirit” (1993).
No ha sido así, y por eso éste es un disco algo decepcionante, porque al líder de los Stones se le debe exigir mucho más. También es cierto que el toque country y la melodía de “Too Far Gone”, la fuerza de “Everybody Getting Hide” o el aire a “Tattoo You” que tiene “Hide Away” son aspectos destacables, el problema es que hay otros cortes –como el que da título al álbum o “Dancing In The Starlight”- que no están a la altura de lo que se espera de alguien que durante cuarenta años ha endurecido con su voz y su garra casi todo lo que ha cantado. Por otra parte, algunas colaboraciones (Pete Townshend, Bono...) han quedado bastante desaprovechadas, siendo Lenny Kravitz el único que ha dejado bien visible su sello en la aceptable “God Gave Me Everything”. Quedémonos, pues, con lo poco reseñable del disco, y olvidémonos de lo demás mientras esperamos ansiosamente la próxima gira de sus majestades satánicas.
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