Gran título, gran portada, sobre todo la interior con la Biblia destrozada y sangrante, y por supuesto un trabajo que da más que la talla. Quienes asistieron a alguno de los conciertos de su pasada gira ya escucharon “Here Comes The Pain” y se hicieron una idea de lo que iba a ser esta nueva patada en las pelotas firmada por Slayer.
El álbum se abre con “Darkness Of Christ”, un tema grabado en clave lo-fi y a poco volumen, con lo que funciona a modo de intro, para explotar con “Disciple”, una pieza muy groovy en plan “Diabolus In Musica”, con un Tom Araya gritando como hacía tiempo que no le escuchábamos y que toma velocidad Match 1 en su increíble puente final. Araya se calma un poco en “God Send Death”, en la que canta algunas partes con su voz más relajada, recordando los tiempos de “Season In The Abyss”. Seguimos con los medios tiempos en “Cast Down” y volvemos a los toques groovy en “Threshold”. A continuación, subidón de adrenalina en “Exile”, un interludio oscurillo a lo “Divine Intervention” en “Seven Faces”, para cerrar con el impresionante “Payback” que se acerca a “Reign In Blood”. Y, como era de esperar, Rick Rubin acierta con una producción ejecutiva impecable. Slayeeeeer, una garantía.
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