Hubo un tiempo en que el título de este espantoso disco pudo haber tenido sentido. ´James T. Smith (o sea: LL Cool J), el más grande de todos los tiempos´, reza el encabezamiento. Corría el año 85 y un jovencísimo rapper asaltaba los equipos de música de los suburbios con un disco llamado “Radio”. La fuerza y la rabia de canciones como “I Can´t Live Without My Radio” o “Rock The Bells” enseñaban a todo el mundo qué era y qué significaba el hip hop. La voz del pasado. Ahora, LL Cool J sólo provoca sonrojos e hilaración en los rostros de las nuevas generaciones. Fuente inagotable de burlas, críticas y desprecio (Canibus, Bumpy Knuckles, etc...), LL sigue creyéndose parte importante del hip hop cuando, en realidad, esta etiqueta hace tiempo que dejó de pertencerle. Y dicen (Hip Hop Connection, o cómo diluir un prestigio ganado a pulso en treinta líneas) que “G.O.A.T....” supone su redención, su vuelta a los orígenes, su reconciliación con los seguidores de ahora y siempre (sí, a éstos también nos perdió hace tiempo). Otra mentira. Álbum tramposo donde los haya (en cada canción hay algún invitado: de Amil a Jay Felony pasando por Prodigy, de Mobb Deep, Redman, DMX, Ja Rule o Method Man), lineal, empalogoso, aburrido, “G.O.A.T....” es un nuevo fracaso más que añadir a una carrera en profundo declive. Ni tan siquiera las producciones de un Dj Scratch totalmente vencido por las circunstancias levantan el ánimo a un disco mediocre. Esta vez es definitivo: hasta nunca, LL Cool J.
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