No os dejéis engañar; los primeros minutos de “Lyf”, -tema con el que abren “Go Tell Fire To The Mountain”- presagian un disco de dream pop, con un punto fantasmal y frío gracias al solo de órgano eclesiástico. Aunque el hielo debe forzosamente derretirse en cuanto suena la gutural, afilada y sexual voz de Ellery Roberts. Los han tildado desde satánicos (ayuda que tras su nombre se esconda “World Unite! Lucifer Youth Foundation”) a visionarios del rock y colgada llevan la etiqueta de “hype”. El tiempo dirá. Lo que está claro es que las melodías parroquiales chocan frontalmente con la tensión de puño cerrado recreada por Roberts. Canciones que desembocan a menudo en percusiones militarizadas que los ven marchar hacia un lugar montañoso para sacrificar a alguna virgen. Abundan los medios tiempos que son algo más, como “Summas Bliss” y su repicar de baquetas o “We Bros” y “Spitting Blood” –sugerentes títulos, hipnóticos cánticos para entregarse al baile. Hay algo en sus guitarras y en sus melodías que es muy familiar, aunque quizá lo sean menos las constantes referencias bíblicas y las intros de tres minutos. Y es que la música de Wu Lyf tiene cierto punto sectario en el buen sentido de la palabra, si es que existe.
Estoy de acuerdo contigo y he leído tu crítica también. En esta no he citado ni a Arcade Fire, ni que son como unos Vampire Weekend menos africanistas, y sinceramente, Modest Mouse quiero escucharlo más para poder citarlos con conocimiento de causa, que apenas los tengo controlados. Gracias!
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