Aviso a los expertos: antes de escuchar el segundo larga duración de una banda del calado de Battles eludan cuestionarlo en base a la reciente marcha de su líder vocal y multinstrumental, Tyondai Braxton. Las tornas han cambiado en la difícil definición de este grupo, equivocadamente etiquetado como banda de math rock, para simplificar en tiempo récord el camino tomado desde el deslumbrante ‘Mirrored’ (Warp, 2007), y regalarnos otra demostración de virtuosismo instrumental que gana en ligereza y, sobretodo, equilibrio. Cuando el hijo del gran Anthony Braxton, prolífico músico de jazz de vanguardia, decidió largarse para continuar en solitario, los tres miembros restantes (el guitarrista, ex de Don Caballero, Ian Williams; el antes batería de Helmet, John Stainer; y Dave Konopka, antes de Lynx) borraron un trabajo de año y medio teniendo muy claro que al grupo le quedaba mucho discurso. Battles es después de todo un proyecto joven con la ventaja de tres músicos de veteranía que ahora trabajan fluidamente de acuerdo. Así, ‘Gloss drop’ refleja rotunda sintonía entre los tres y una clara intención de no tensar el sonido aun sin perder esa sorprendente riqueza de capas que les caracteriza. Las bases, batería y guitarras de estas doce canciones suenan superiormente felices, como en el tema elegido de presentación “Ice cream”, cantado por el líder del minimal tecno Matías Aguayo. Los neoyorkinos también salvan la ausencia vocal con otros tres invitados de diversa procedencia, Gary Numan, Yamantaka Eye, y Kazu Makino, una decisión acorde al espíritu globalizador del grupo, que permite ser escuchado tanto si eres fan de Caribou como de Sonic Youth, seguidor de electrónica o Nu metal. En definitiva un álbum impregnado a veces de aroma tropical como en “Dominican fade”, otras de oriental en “Africastle”, inclusive simultaneando ambos en “Sundome”, harto gratificante para paladares ansiosos de experimentación estructural y riffs expresivos. Solamente por eso, y a pesar de echar de menos el hallazgo de un tema magistral como su conocido “Atlas” del primer disco, volver a escucharles es más que nunca una gozada.
Yo lo estoy escuchando ahora y estoy realmente alucinando...G R A N D E S !!! No me los pienso perder en el Primavera
Lo he escuchado varias veces y me parece un gran disco. El primer trabajo todavía pesa, pero este se está haciendo su hueco poco a poco. "Sundome", el último corte, es de otro planeta.
El Guincho les cobrará derechos de autor??