Gimmie Some

“It’s too late, but tomorrow has to wait; It’s the time of your life [...] and tomorrow is a million miles away” (“Es muy tarde, pero mañana tendrá que esperar. Es tu momento [...] y mañana queda demasiado lejos”). Así inician los tres suecos su sexto disco de estudio y recuperan, cinco años después, su filosofía musical de cuando la tonadilla de “Young Folks” les elevara a la categoría de hype del 2006. Desde entonces, el trío ha ido labrándose una carrera de menos calado comercial, pero igualmente interesante. Tras el extenuante “Writer’s Block”, se sacaron de la manga un tratado instrumental, “Seaside Rock”, bofetón en plena cara a todos aquellos que esperaban un nuevo conjunto de melodías saltarinas y juguetonas. Una vez conseguido desinteresar a la mayor parte de fans coyunturales que habían sumado con “Young Folks”, el trío siguió a lo suyo y publicó “Living Thing”, otra dura piedra que roer de pop oscuro y lleno de arreglos plomizos que acabó de vaciar su reducto de seguidores. Ahora, los de Estocolmo vuelven a recordarnos que cuando se ponen el traje de faena para la creación de melodías certeras y espíritu veraniego, pocos están a su altura. La mencionada “Tomorrow Has To Wait” o las irresistibles “May Seem Macabre”, Second Chance” o “Down Like Me” recuperarán el interés de todos aquellos amantes del buen pop que acepten de nuevo a la banda en su redil, sin perder el respeto que su tarea creativa les ha hecho ganar a lo largo de estos últimos años.