Alejado por siempre jamás del radar de las tendencias, Howe Gelb sigue a lo suyo. Facturando espléndidos trabajos cuya adscripción a su nombre o a la marca que ostenta desde hace tres décadas puede antojarse de lo más caprichosa, aunque siempre venga avalada por un irreprochable calado creativo. “Heartbreak Pass” no solo no es la excepción: también incorpora a su paleta de tonalidades la misma gama que ha exhibido en sus últimos discos con su firma única, con lo que ya uno nunca sabe si el siguiente paso va a ser un nuevo ejercicio de estilo u otro arrebato de genialidad.
En esencia, hace muchos años que Howe Gelb y Giant Sand son lo mismo. Desde la salida de Joe Burns y John Convertino para primar Calexico y su posterior reconversión con músicos daneses (aún presentes), la veterana rúbrica no deja de ser una one man band con músicos que entran y salen del proyecto cómo y cuando les viene en gana, enriqueciendo un discurso que mira a los cuatro puntos cardinales sin rubor alguno. Y con razón.
Las colaboraciones de Grant Lee Phillips, Jason Lytle, Steve Shelley, Lovely Quinces, Lonna Beth Kelley, Ilse DeLange o el coro Voices of Praise encajan como un guante, con la naturalidad acostumbrada. La mezcla de John Parish ensambla todos los elementos con magistral fluidez. Y la amalgama de country rock, folk árido, rock, jazz lounge pianístico, rythm’n’blues y sonidos fronterizos funciona no solo como la mejor síntesis y el mejor autohomenaje posible a sus 30 años de carrera, sino como la enésima ratificación del descomunal talento de Gelb, quien se permite incluso ampliar la nómina de su gloriosa cohorte musical a su propia hija, presente en ese broche que es “Forever and Always”. La estirpe del mejor rock alternativo norteamericano, sin duda.
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