Todas esas certidumbres que tan fuerte creemos tener arraigadas, en verdad son susceptibles de desmoronarse con el mero hecho de alejarnos de nuestro contexto o como consecuencia de una sacudida de nuestros instintos. En ese abismo de incertidumbre es donde nos quiere -y logra- situar un disco como este “Dirt & Other Spells”, el segundo publicado por la banda donostiarra Ghost Number, así llamada en la actualidad tras haber eliminado de su nombre el His Tipsy Gypsies con el que se dieron a conocer a través de su fascinante debut “From Dawn To Dust”. Pero desde luego no es ni la única ni la más representativa novedad de esta reválida, ya que la importante se esconde en su musicalidad, que si bien sigue enfocada a esos sonidos de raíces de preguerra, y siempre optando por una manifestación nada revivalista y sí dinámica e intensa, ahora se alejan del enfoque exclusivamente estadounidense para abrazar, y hacer prioritarias, influencias latinas y centroeuropeas. Todas ellas envueltas en el no menos significativo ambiente oscuro y fantasmagórico, salvoconducto idóneo para plantarnos cara a cara con nuestros más profundos instintos.
El álbum, tal y como indica su semioculto subtítulo, vuelve a ubicarnos en Ashdogtown, ese espacio inventado por el cerebro de este proyecto, David Pisabarro, aquí camuflado tras el enigmático alias de 413. Entendido de esta forma por lo tanto como un segundo volumen de la banda sonora e historia de esta ficticia localidad, en esta ocasión se nos muestra como territorio simbólico donde poner en cuestión todos nuestros miedos y/o tabúes, escenario que ya desde la escueta introducción, “Dunes”, queda planteado a través de unos teclados que nos abren las puertas a un territorio de sombras y espíritus luciferinos.
El cambio de registro que la multitudinaria banda vasca ejercita en este episodio influirá decisivamente en la alta pulsión rítmica que empapará todo el álbum, propiciando una trepidante y fantasmagórica esencia aunque siempre soportada sobre una base de jazz-swing. Aspecto que será en “Unchain Me” donde se manifieste de manera más extraordinariamente clásico o por medio de una asilvestrada “Jungle Call”, que perfectamente pasaría por el reverso maligno de “El libro de la selva”. Más contundentes, y prioritarios en el cómputo general, resultarán los arrebatos a base de calypso o cumbia que se agitan en “Welcome to Kamtar”, una bienvenida al obrar, y al cantar, desde las entrañas, dejando de lado el raciocinio. Es el uso de unos inquietantes coros lo que imprime a “Death” un factor tribal que se propulsará para una casi dislocada “I´m Lost” o en la vitriólica aparición de J.D. Wilkes -cantante de los Legendary Shack Shakers, formación que es fácil ver reflejada en un trabajo como éste- en una “ King Monster” de descarnados ademanes zíngaros que nos sumergen en un entorno, común a buena parte de las piezas, íntimamente ligado a ese cine de Serie B atestado de zombies, en su concepto tradicional, y ritos de vudú.
Pocos son los respiros con los que cuenta el álbum, y si bien es cierto que existen algunos en lo que se refiere estrictamente a la deceleración de las revoluciones, el tono persiste en su intensidad y en su alma mefistofélica, como demuestra el insinuante blues “Taboo”, el rhythm and blues salido directamente de los más humeantes rincones, a lo Nick Waterhouse, que es “The Unknown” o la sugerentemente espectral coda final (“La sangre“). Porque este “Dirt & Other Spells”, al igual que el mito vampírico, nos insta a abandonarnos a nuestros instintos reprimidos,a desaprender nuestras líneas de conducta y a tomar un camino que, escoltados por una suculenta explosión instrumental, nos incita a agitar los cuerpos y a conquistar el imperio de nuestras más bajas, pero humanas, pasiones.
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