Hay quien opina que el rock nunca debió entrar en el ámbito universitario. Que la parafernalia arty de la Velvet Underground y de la Nueva York más cultureta, hilvanada a lo largo de las décadas con grupos como Talking Heads o Sonic Youth, desviaron al rock’n roll de esa caverna de autenticidad, representada por los Stooges, los Ramones y James Brown. Obviamente mi primer argumento es una exageración para llamar la atención, pero eso no quiere decir que el rock esté más próximo de lo primitivo y desbocado que de la contención que provoca el intelecto. Y eso es algo que grupos como Led Zeppelin, Black Sabbath o AC/DC, supieron interpretar a la perfección. Y como ellos todas las luminarias del heavy metal más ochenteno que encontraron en los suburbios de medio mundo el caladero de jóvenes dispuestos a dejarse seducir por la música del diablo. Ese ritmo desbocado y destructivo que te ponía a mil, en lo que tardaba un destructivo riff de guitarra en adueñarse de tu pellejo. Es solo rock and roll, pero nos gusta, cantaban los Rolling Stones, y condensaban en una sola frase el orgullo de sentirse un acólito del rock, con todo lo que eso lleva consigo. Pues bien, sirva todo esto para afirmar que, varias décadas más tarde de que Chuck Berry inventara el paso de la oca, unos alumnos aventajados en el arte de reunir en un disco canciones con la suficiente fuerza adictiva para despertar esa fiera roquera que duerme en nuestro interior, han vuelto. Y lo han hecho con un disco cargado de mala leche e infecciosas guitarras, que igual te pueden retrotraer a The Cult (“On The Radio” tiene un riff que ni Billy Duffy), como a Steppenwolf (“Purple Neon Lights”) pasando por T-Rex (“Get Back”), pero también Vanilla Fudge, Blue Oyster Cult, Grand Funk Railroad y tantas otras bandas de rock que nos han hecho pasar tardes intensas agitando las greñas. Rock poderoso que se resiste a pasar de moda, porque para eso están los jóvenes cachorros infectados por un virus que una vez te inocula, no te suelta de por vida. The Right Ons me han hecho feliz, me han hecho recuperar las ganas de volver a mi vieja discografía y de pinchar una y otra vez su adictivo trabajo plagado de canciones que te atrapan por los intestinos. Lo dicho es solo rock’n roll, pero hay que ver lo que me gusta.
y que dure...
Leyendo esto solo puedo acrecentar las ganas de escucharlo!