Me pregunto qué diría la antropología de esta nueva fiebre tribal en la que vive sumida parte de la música occidental. De Londres a Los Angeles, el hombre moderno parece enfrascado en una ancestral búsqueda del fuego primigenio, remitiéndose a los rudimentos más básicos e instintivos del ritmo. A medio camino entre Animal Collective y sus vecinos No Age, los angelinos Health han dado a su segundo largo un barniz más asequible, lo que no ha supuesto menos riesgo, sino mayor definición. A pesar de que en esta ocasión despliegan un abanico de estructuras y melodías más convencionales, siguen fascinados por el poder redentor de las atmósferas chirriantes y la combustión sónica. El equilibrio perfecto lo encuentran en la perturbadora “Die Slow” y lo van desmontando y reconstruyendo a lo largo de un disco que, a la vez que más inteligible que su abrumador debut, supone de nuevo un viaje emocional del que resulta difícil salir indemne, aunque muchos probablemente se rindan a la tercera canción. Hay algo casi esotérico en “Get Color”, en su primitiva sofisticación y la obsesión de Health por bordear el colapso, algo definitivo y brutal, trance y revelación todo en uno.
discazo!
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The answer of an extrep. Good to hear from you.