7"

Nueva exhibición de eclecticismo y libertad por parte de los de Pamplona. La misma libertad (como siempre, algunos la confundirán con libertinaje), que ha regido toda la carrera de Germán. En esta ocasión se manifiesta en un EP de cuatro temas en los que aúna el rock’n’roll clásico con las tradiciones populares, constituyendo una mezcla bastarda difícil de etiquetar. Algo que, por otra parte, no debería extrañar en un tipo de cultura musical tan extensa y gustos tan variados.

‘Oda al ángel caído’ es la perfecta introducción a esta misa sacrílega. Musicalmente parece una canción de catequesis, cimentada sobre sonidos acústicos y una melodía clásica y cristalina (¡atención a los coros!). La letra también parecería transitar ese camino de rock melódico cristiano, si no fuera por las toneladas de ironía que encierra; ironía que se ve apuntalada en el vídeo clip, que nos muestra a un mesiánico Germán, ataviado con túnica y guitarra acústica.

‘Suave como el alba’ es una balada que mantiene sus pies en el suelo de la canción popular. La voz y (nuevamente) los coros pueden remitirnos a grupos nacionales de décadas pasadas. Las revoluciones suben ya en los primeros compases de ‘Yonkis de luz’, un rock’n’roll trotón que ironiza con el nazismo: la División Azul, Adolf y Rudolf envueltos en cantidades ingentes de humor negro. Un atentado contra lo políticamente correcto. El EP se cierra con ‘Canción de la derrota’, que contiene la que quizás sea la melodía más redonda de todo el trabajo. Un tema redondo que cierra un trabajo libérrimo; una mezcla de estilos que sólo se pueden clasificar en el cajón de las cosas inclasificables.

Una música que no entiende de tabúes, ni en el fondo ni en la forma. No apto para aquellos que confunden la libertad con la basura.