Tras explorar sus enormes capacidades encerrada entre cuatro paredes y construir su propio universo entre introspección y pista de baile. Georgia asoma la cabeza por la ventana de su habitación con “Euphoric” para respirar aire nuevo y terminar abriendo unas nuevas alas con las que escapar de un proceso creativo que la estaba asfixiando pese a los increíbles tesoros que nos ha regalado en entregas previas.
Con este nuevo álbum, Georgia escapa de UK para viajar a Los Ángeles de la mano de Rostam (miembro de Vampire Weekend y productor de temas como “Ivy” de Frank Ocean) y construir así su proyecto más “estrella” hasta la fecha. “Euphoric” mantiene la esencia de la artista, pero expone su identidad DIY a nuevos niveles para demostrar el enorme potencial que tiene Georgia y todo lo que puede ofrecer compartiendo su talento con el mundo. La artista necesitaba una segunda voz, una segunda mente que exprimiera todo lo que tenía dentro y que la hiciese sentir como una figura de primera línea. Para Georgia es un álbum de libertad, de ruptura de cadenas, limpieza y de conseguir eliminar un centenar de prejuicios que no la dejaban evolucionar hacia nuevos universos por explorar.
Balanceándose entre un pop comercial de esencia beach noventera y unas melodías disco ochenteras que la colocan en una muy buena posición de cara a entrar en el mercado actual comercial. “Euphoric” está repleto de grandes joyas que van desde la propia canción que da nombre al disco, cargada de una seguridad envidiable y que certifica la habilidad que tiene para generar hits que se instalan en nuestras cabezas pese al paso del tiempo. Hasta un increíble cierre con “So What” en el que el crecimiento vocal de Georgia es más que evidente y que ha podido crear junto a Justin Parker (“Stay” de Rihanna) y el propio Rostam. Un trio de lujo envidiable.
Con este disco Georgia busca que su proyecto termine de eclosionar, dejar de ocultarse tras la percusión, conectar mucho más con el público y demostrar que todo lo alcanzado en sus anteriores lanzamientos le ha servido para construir una identidad sonora que va más allá de los temas rompe pistas que tenía su predecesor. Puede que muchos echen en falta ese lado más experimental, casero o menos limpio que se enfrenta a lo pulido que está este nuevo álbum. Otros dirán que ha perdido su esencia al recurrir a figuras más comerciales para lograr una expansión deseada. Sin embargo, está claro que Georgia está en su mejor momento y este álbum no es más que la introducción de un salto hacia adelante que puede evolucionar en cualquier cosa.
Georgia no se cierra a nada, ya no tiene miedo y ahora abraza la música con una distancia mucho más sana y productiva. Y es que “Euphoric” no deja de ser un precioso mensaje para todos nosotros de que si quieres puedes conseguirlo. Que no importa lo que digan los demás o los obstáculos que te coloque la vida en el camino. Un disco que acumula un conjunto de cartas personales e impulsos que terminan sacando lo mejor de ella después de haber dejado ir, y haber perdonado, todo lo que le arañaba por dentro.
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