Georgia

Una nueva heredera del grime ha llegado para quedarse. Georgia Barnes presenta un debut donde sobrevalorarse no es algo negativo siempre que seas capaz de justificar esta posición. Y su LP homónimo (Domino Recording, 2015) lo hace de una forma bastante notable.

Dos años encerrada en su estudio personal le han servido para dar forma a un debut a base de temas compuestos y producidos por ella misma. El ego que desprende Georgia en este lanzamiento se podría asemejar al de las grandes estrellas de la industria pop (solo hace falta escuchar la apertura del álbum y esa alabanza a su nombre). Una característica tan atractiva, como peligrosa, y que requiere de enormes habilidades para poder domarla con seguridad.El hip-hop más americano (Missy Elliot ha dejado su huella), la rebeldía del pop-punk, dub, euro trance… Está claro que la idea central de Georgia se asienta en construir una pieza global que demuestre todo lo que sabe hacer, y eso no es algo sencillo. Reconocida entre la escena artística londinense más joven y estudiante de etnomusicología. Barnes ya dio algunos baquetazos junto a Kwes y Kate Tempest. De allí sacaría ese punto tribal que mantiene, en grandes ocasiones, la potencia de este lanzamiento. Pero claro, alguien que controla una ambición tan fuerte con tan solo 21 años jamás se quedaría viviendo en un segundo plano.

Entre sus influencias destacan Oneohtrix Point Never (“Heart Wrecking Animals”), M.I.A. (“Move Systems”) o The Knife. Pero, lo mejor de todo este loco arsenal creativo es que Georgia ha aprovechado su juventud para construir temas enérgicos y positivos. Canciones que se alejan de esa sensiblería innecesaria de la que peca el género, de letras aburridas y grandes depresiones. Aunque, hay que reconocer que algún que otro momento intimista también tiene la británica. De nuevo, el post-grime vuelve a ofrecer sangre fresca, y variada, a sus fieles seguidores y esta vez parece que es de buena calidad.