Cuando tuve la oportunidad de conocer más a fondo a este londinense, me cautivó su manera de recordar aquellos años como mozo en la mítica tienda de discos Black Market Records, una que estuvo dando servicio durante veintisiete años a la mayor parte de DJ y amantes de los sonidos de baile electrónicos de la capital británica. Aquella etapa marcó muchísimo el devenir de George FitzGerald.
Por ejemplo, el nacimiento y ebullición del dubstep, el cual luego se fue ramificando hacia todo tipo de desvaríos con el paso de la primera década. Lo percibimos perfectamente en “The Let Down” o “Hearts/Fernweh”, algunos de sus primeros trabajos. Sin embargo George decidió con el paso del tiempo centrarse más en laminar su música a base de micro-melodías, voces cautivadoras, estructuras house e incluso certeros lametones de pop vanguardista. “All That Must Be” de 2018 marcaba y respaldaba esa pauta. Cuatro años después, en “Stellar Drifting”, incluso lo redondeó más si cabe. Eso que algún que otro notable pellizco más step o dub abisal metió sin necesidad de calzador…
En ambos casos firmaba ya con Domino Recordings, discográfica que necesita pocas presentaciones, y que brilla en su historia por acertar más que fallar. Pues bien, George FitzGerald regresa a la misma, esta vez con un EP de cuatro cortes: “Not As I”. Un disco que se escucha en un abrir y cerrar de ojos. Con esa sensibilidad y esa manera de afinar cada elemento todo es más fácil.
La canción que abre lo nuevo de este productor que también ha sido berlinés de adopción al menos durante una década, es “Mother”. En ella participa SYML, esto es Brian Fennell en solitario –curiosamente perteneció a una banda llamada Barcelona y ha colaborado recientemente con Lana Del Rey– cuya voz desencadena emociones y unas migajas perfectas para que el cerebro se nos derrita y el corazón se parta en dos. Porque claro, nunca se trata únicamente de un vocal palpitante, el mecimiento melódico de FitzGerald es tan cercano y natural, como hipnótico. Para no bajarnos de la nube creada con “Mother”, aparece acto seguido “Venera”. Sencillo que realmente parece un brazo extendido del anterior. Aún troceando y acelerando una pizca a más el ritmo y los detalles vocales –sampleo efectista en esta ocasión– además de sumergirnos en unas cuantas más capas de sintes, están hechos el uno para el otro. Hasta duran lo mismo. Bueno, casi.
La mitad de este paseo es precisamente para “Not As I”, una bajada de tempo que apunta perfecta para tomarnos un respiro. El propio productor lo confiesa asegurando que este tema fue creado "mientras todo a mi alrededor sigue acelerándose… Una vuelta a escribir música paciente en un mundo impaciente". Sabedor que este hombre no siempre lo tuvo fácil para sentarse a crear, es todo un aliciente que ahora sepa sacarle tan buen partido a, por decirlo de algún modo, las prisas y la inmediatez del caos.
Entiendo que este maestro, a quien veo desde hace tiempo sentado junto a otros artistas como a Bonobo, Panda Bear o Dark Sky, ha aprendido a cobijarse en su música a la hora de experimentar su propia transición. Composiciones que le renuevan y que al mismo tiempo nos hacen sentir razonablemente calmados. Eso que el BPM está ahí presente siempre. “All Roads”, la pista que cierra el nuevo EP, refuerza mi teoría de exploración y madurez personal. Como que vuelve a dejar una puerta abierta –tan grande como las de un campo sin vallas– a seguir reflexionando a través de su expresión tan electrónica, humana y vital.
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