Decía hace nada Gary Clark Jr. que pretendía que su nuevo disco fuera un compendio de “canciones desnudas de country y blues, hasta épicas composiciones a lo Prince y jams de dub-reggae”. Creo que la declaración sería suficiente como para no acercarse al disco, pero a pesar de eso lo hacemos para comprobar que, encima no lo ha conseguido.
Las canciones desnudas de country y blues brillan por su ausencia, apenas unos cuantos momentos, por cierto, muy desangelados. Las épicas composiciones a lo Prince sonrojan por el “quiero y no puedo” que desprenden. Prince no hubo más que uno, y Gary Clark Jr. no va a cambiarlo. Y las jams de dub-reggae no dejan de ser viajes onanistas de un guitarrista con ganas de demostrar que puede tocar más notas que nadie. Total, que una vez más, Clark defrauda en disco. Y ya van unas cuantas.
Por desatacar algo en positivo podemos hacerlo con unas letras más inspiradas que otras veces, especialmente cuando se pone político y social, cosa que no evita que las quince canciones más dos bonus que integran el lanzamiento se nos hagan más largas que un día sin pan. Por algo será.
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