Otro dúo de esos que no encuentra clasificación; como The Moldy Peaches pero con notables diferencias. Donde los Peaches ensucian adrede, los Furnaces buscan claridad en composiciones surrealistas a lo Kevin Ayers, como los primeros Gorky’s Zygotic Mynci.
Se dejan llevar haciendo castillos en el aire y montañas movedizas. Melodías extenuantes sin estribillos, con teclados histéricos a veces, infantiles otras, contribuyendo a descolocar de una manera tan sutil que parecen profesionales del despiste, en un disco de debut que no debería pasar desapercibido, por lo que ofrece y por lo que apunta. Parece que todo es de coña pero todo encaja. Hacer psicodelia en el 2004 sin sacar un sitar y una pandereta implica rebuscar en las raíces del blues, en la inclusión de sonidos electrónicos, en utilizar instrumentos de todo pelaje, en no tener prejuicios y darle una vuelta de tuerca al concepto popular de canción. Por eso “Don’t Dance Her Down” debería ser el himno de una nueva era psicodélica.
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