Para su segundo LP, Marta Domingo y Alex Vidal se colocan un nuevo traje sonoro e intentan abrirse camino en el mercado urbano actual apostando por remarcar su lado más callejero y abandonando completamente el inglés como lengua principal. “Islas” se podría definir como una especie de playlist que busca sonar a todos los estilos y géneros que a día de hoy arrasan en las listas de éxitos. Fru Katinka no tiene ningún miedo a transformarse en cada canción y esto es algo que posee su lado bueno y, a la vez, un alto riesgo tratándose de un segundo largo.
A día de hoy seguimos teniendo la sensación de que no conocemos muy bien qué busca Fru Katinka como producto. El dúo no tiene ningún tipo de presión a la hora de seguir unas reglas establecidas. Lo que quieren más bien es poder vivir de su arte y generarlo con completa libertad de cambio. Aún así, lo que sí que se respira en estas “Islas” es la búsqueda constante de agradar a las masas y a todas esas generaciones de jóvenes que han llevado un paso más allá los sonidos urbanos y los han convertido en su estilo de vida. Algo que es un poco contradictorio a esa idea de romper siempre con cualquier atadura que les condicione que el grupo pretende vender. Con este segundo largo, el dúo abandona todo ápice de pop nórdico desarrollado en el debut y dejan de lado el trabajo de la electrónica a fondo para aplicarla a un pop contaminado. En “CUERVO” se meten de lleno en el trap, con alteración vocal incluida; “Pico” saca el lado más ensoñador y tropical de la banda; versionan el clásico “Cómo pudiste hacerme esto a mi” que popularizó Alaska y Dinarama; y hasta se sumergen sin miedo en el dancehall con “Centro”. Como dijimos al principio, no hay límites para estas “Islas” cuya principal misión es abarcar todo ese universo sonoro con el que el dúo busca identificarse de una vez por todas y eso se nota.
Marta y Alex pertenecen a una generación cuyo consumo de música está más apoyado en los singles que en los álbumes al completo. Esto se refleja a la hora de trabajar los temas como piezas completamente individuales, al preocuparse más por encontrar el hit y menos por construir un sentido que defina todo el disco al completo. Pero bueno, con las relaciones humanas como único hilo conductor del álbum, y a pesar de que “Islas” no suene especialmente personal, el proyecto sí que expulsa una gran fuerza de poder femenino que, liderado por Marta, cabalga y lleva las riendas del disco. Un reflejo de una mujer poderosa, con ganas de hacer mucho ruido y revolucionar la industria. Pero que, tristemente, para este álbum ha decidido ceñirse más a agradar que a provocar cambios.
Lo que pasará con Fru Katinka a partir de ahora es una completa incertidumbre. Creemos que ni ellos mismos saben cuál podría ser su próximo salto. Pero, estaría muy bien que comenzaran a definirse por fin como dúo, encontraran a un público y apostaran por un crecimiento real. Aún están a tiempo de completar esos primeros pasos que les pueden hacer despegar de cara al futuro tanto como encontrar la canción del momento. Y, con todas las grandes ideas que tienen, ya va siendo hora de levantar la vista de Instagram y hacer frente al mercado musical de la vida real. Ese don para el espectáculo, y tan buenas referencias a seguir, podrían hacer que llegarán bastante lejos si se lo propusiesen.
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