Tras decenas de discos y múltiples proyectos paralelos -incluyendo la dupla con Jon Hopkins que cosechó una nominación al Mercury Prize con “Diamond Mine” (Domino, 11)-, Kenny Anderson parecía firmar con el presente álbum su definitiva entrega al uso como King Croesote. Sin embargo, la referencia no es sino la música ideada por el artista para el documental de mismo título acerca de su país natal. En cualquier caso, el vocalista escocés completa un elepé de aspecto convencional y apto para todos los públicos, donde diferentes formas de folk y pop son trabajadas en meritoria armonía hasta alcanzar la esplendorosa exquisitez final. El comentado talento de los caledonios para trabajar música distinguida, emocionante y embaucadora resulta de nuevo probado a lo largo de once cortes sin desperdicio, donde las raíces son sólo el punto de partida para alcanzar un resultado impecable.
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