Las modas son injustas. Muy injustas. Hasta los más jóvenes del lugar recuerdan la exaltación que hacíamos del rock bailable hace no tanto. Bien, pues calmado el oleaje parece que a nadie le puedan interesar los artistas del género. Y eso no solamente es un injusto error.
Por mucho que resulte sencillo definir a grandes rasgos el estilo de Friendly Fires como rock bailable, su disco tiene mucho más que aportar y mucho más que ofrecernos para disfrutar que decenas de respetados discos de, por picar dónde duela, sonido americana. Quizás sea cierto que Friendly Fires no sean más un grupo de su momento, pero demuestran ser lo suficientemente inteligentes para combinar sonoridades distintas (desde lo más electrónico a lo más funk, desde The Rapture a Hot Chip, desde el pop ochentas a The Teenagers), que se complementan dando forma a un excelente disco. En Kitsuné y XL lo han visto claro, también sus amigas de Au Revoir Simone o la gente de Kompakt (quienes les han cedido un sampleado de The Field). Si el sesenta por ciento de los discos de americana tuviesen temas equivalentes al calibre de “On Board”, “Paris” o “Skeleton Boy” no provocarían los bostezos que suelen provocar. Friendly Fires hacen rock bailable. Y Friendly Fires están muy bien.
YMMD with that anrswe! TX