Durante la charla que Brian Eno mantuvo con Zane Lowe para Apple Music hace unos meses, el legendario músico no solo demostró una humildad encomiable al reconocer que Fred Again.. también había sido, en cierto modo, un mentor para él, sino que confesó abiertamente haber cambiado de pleno la perspectiva con la que ahora se aproximaba a la música contemporánea, después de haber conocido el trabajo y el modus operandi del citado productor de moda. Quizás por ello, y todavía algo influenciados por el espíritu del 4 de mayo, nos imaginamos ahora a Fred y a Eno rompiendo sus respectivas barreras generacionales y uniendo sus talentos como una suerte de Luke y Yoda de la electrónica actual, confirmando su impecable conexión de la mano de un inesperado proyecto a pachas con el que podemos ver oficialmente la firma conjunta del ayer y el hoy en un mismo plano.
Tras el sorpresivo anuncio de “Secret Life”, y tras conocer el histórico vínculo que ha unido a ambos músicos durante años (Fred ya dejó su huella como compositor y productor en los álbumes “Someday World” y “High Life” que Eno produjo junto a Karl Hyde en 2014), el presente proyecto (producido por Four Tet, también capo de Text Records, por si acaso no había suficiente salsa en la mezcla) nos revela la parte más comedida, abstracta e introspectiva que hayamos visto hasta la fecha de Fred Again.. (reservada, tal vez, para esos pequeños epés de adaptaciones de sus propios temas en acústico que periódicamente nos ha ido brindado el británico). Casi como una cuenta pendiente, “Secret Life” se siente como una cesión de testigos y una suma de valores entre maestro y discípulo, dando como resultado un terreno compartido, presto para satisfacer las expectativas de uno (generadas por uno de los ascensos más rápidos y celebrados de la última década) y el expediente profesional de otro (avalado por más de cuatro décadas de carrera musical).
Con el punto más alto e icónico de Primrose Hill como fondo de esta propuesta, nos dejamos llevar por los tubulares y mesmerizantes sintetizadores con los que arranca el disco, dejando claro desde la letra mántrica y las teclas reverberadas de “I Saw You” que este disco se deberá disfrutar sin prisa, con la cabeza vacía de pensamientos y, a ser posible, con los ojos cerrados. Eno no es considerado el padre del ambient por nada y la custodia de tal honor se hace presente en un tránsito de texturas que bailan de forma volátil y sostenida a través de interludios que están enteramente dedicados para su gozo y nuestro disfrute (“Pause”, “Follow”, “Chest”). Aunque sin lugar a dudas, lo que más destacará de esta particular ecuación será comprobar lo bien que maridan ese universo etéreo y sofisticado del responsable de trabajos inmortales como “Ambient 1: Music For Airports” (78), con las dotes artesanales y orfebres que posee Fred Again.. para reconstruir, loopear e hilvanar voces ajenas que van desde una personal versión del “In My Secret Life” de Leonard Cohen (con el que dan título al disco), hasta un ininteligible Justin Vernon que divaga de forma radial en “Safety”.
Retales del “Lydia (Please Make It Better)” sumados a la mano omnipresente y eficaz de Aaron Dessner en “Cmon”, cuotas máximas de sobrecogimiento gracias a la titánica e impresionante voz de Lola Young en “Trying”, o un emotivo homenaje al desaparecido Jon Prine, con una vuelta de tuerca a su “Summer’s End” convertido en una atmosférica y envolvente “Come On Home” con la que cerrar el álbum por todo lo alto, son tan solo algunas de las joyas que nos esperan en este apacible bálsamo sonoro que, como bien vaticinó el propio Kieran Hebden en sus redes, se postula a ser uno de los discos más bonitos de 2023 con crédito y mérito.
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