Intuyo que lo mejor sería denigrar a Silverchair con todas las fuerzas posibles, achacar a su extrema falta de personalidad la cleptómana decisión que les llevó, en "Frogstomp", a tomar prestadas la práctica totalidad de ideas a unos Pearl Jam en vías de convertirse en clásico y argumentar que el saqueo sufrido por Nirvana -escandaloso especialmente en el single "Freak", aunque muchas otras, como "Lie To Me", no se queden nada cortas- en este nuevo larga duración debería estar penado por las más altas esferas de la crítica musical. Pero el caso es que, en estos momentos y tras haber padecido en propias carnes la tortura de cientos de bandas de similar orientación, uno acaba por creerse que Silverchair consiguen destacar de entre esa informe masa de combos con apenas un mínimo de masa encefálica como para verse capaces de componer temas propios.
Nadie va a desmentir desde estas páginas que, para postre, Daniel Johns anda tan ligado a las palabrejas "niñato" o "insolente"como G.G. Allin a la de "perturbado", ni mucho menos citar su álbum entre los mejores de la presente temporada, pero tampoco vamos a considerarles más culpables de lo que podrían ser -ayúdenme- Bush, Candlebox y demás compañeros de generación.
si,tienes razon
pero despues de tantos años no se puede negar que es un discazo...que como tu dices lo escuche con cierto recelo cuando salio,y ahora,tantos años despues aun lo disfruto de vez en cuando