En una carrera tan constante y desmadradamente prolífica como la de Frank Turner (quien atesora ya diez discos de estudio en solitario, que se dice pronto) es complicado encontrar un punto de inflexión que determine el ritmo o progresión de la misma. Sacando los pies del tiesto lo justo y manejando con tino una fórmula que viene funcionándole a las mil maravillas desde hace ya dos décadas, el cantautor británico asevera su particular rol como el más punk del folk (o viceversa) con “Undefeated” (Xtra Mile, 24), la décima gema en su labrado historial y un loable debut en la auto-producción.
Y es que, por si no le bastaba ya con acumular una fértil vida sobre los escenarios (donde hasta se plantea este año batir el record mundial de conciertos dados en diferentes ciudades en menos de 24 horas), el artista natural de Winchester ha inaugurado recientemente sus dotes en la producción, dejando ya su sello en contribuciones ajenas (como el reciente “Build Something Better” de Grace Petrie) y encargándose ahora de su propio trabajo por vez primera. Quién mejor que él mismo para dar forma y cohesión a catorce temas que hacen gala de su ya habitual incontinencia creativa y de su inconformidad estilística.
Como ya viene siendo norma en su respectivo hacer, colocarle una única etiqueta a las juguetonas artes de Turner resulta harto complicado. El británico tiene clara la dirección hacia la que busca orientar su discurso, pero eso no le supone un obstáculo a la hora de tomar ciertos desvíos que insuflan dinamismo y vitalidad a la pieza. De un rock semi-acústico al uso (“East Finchley”) a un coming of age guitarrero y épico (“Ceasefire”), pasando por la cara más arquetípica y desenfadada del punk (“Girl From The Record Shop”) y la más urgente del folk-rock (“Never Mind The Back Problems”). El resultado es un disco tan crudo como divertido en el que el cruel paso del tiempo parece ser el denominador común de sus ideas.
Sin duda, el adentrarse en la cuarentena le ha supuesto un sobrevenido input sobre el que inspirarse y sacar punta a su cara más reflexiva. Así lo prueba la infecciosa y emocionante “Do One” con la que abre el disco (“Some people are just gonna hate you no matter what you do, so don’t waste your time trying to change their minds, just be a better you”, se auto-aconseja en la citada canción) o la sorna ácida de “No Thank You For The Music” (“Now, I’m surprised to report that as I enter my 40s I’ve returned to being an angry man”, canta como advertencia antes de significarse contra la música de quita y pon de nueva época).
Con la literalidad por bandera y sin enredarse en metáforas demasiado encriptadas, Turner dibuja en “Undefeated” un honesto fresco que habla sobre lo que envejecer está suponiendo para él (sueños rotos, amores perdidos, amistades que se quedan por el camino, dolencias físicas y las consecuencias mentales y sociopolíticas que la pandemia trajo consigo). Una claridad con la que nos será fácil conectar a la primera y que confirma que, en lo que se refiere a poner alma en su arte, pocos ganan al bueno de Frank.
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