Mientras duermes
DiscosFran Laoren

Mientras duermes

5 / 10
Salomé Lagares — 11-12-2022
Empresa — Autoeditado
Género — urban

La mitología de Fran Laoren siempre ha estado poblada por lo macabro: vampiros, demonios, fantasmas, fuerzas oscuras que el artista murciano identificaba con sus inclinaciones lóbregas, su predilección por la melancolía y la soledad. Como indican los símbolos en la portada de “Mientras duermes” —un trashumante elfo bañado a partes iguales por luz y tinieblas, un reloj roto, el proverbial camino de retorno a casa iluminado en la distancia—, para su segundo largo en solitario, Laoren adapta este imaginario quimérico a un espacio de posibilidad más cálido, más nostálgico, y emprende una cruzada para volver a encontrarse a sí mismo.

Tal como explicaba en el podcast Los Xavales hace tan solo unos días, la idea tras “Mientras duermes” se confirmó durante un período convulso de cambio y desconexión con su propio yo. Consecuentemente, las trece canciones (y los tres breves skits) que constituyen el álbum circunvalan el concepto de transformación, aunque a menudo dicha transformación es trágica, desencadenada por el conflicto, la traición o el desamor. Los temas están planteados como un canto a su yo más joven, a un niño interior con el que ahora no puede comunicarse, pero con el que espera reunirse una vez despierte.

Con tal pretexto, es comprensible que describa el sonido del proyecto como “onírico, místico, mágico”, aunque en la práctica estos adjetivos tengan poco que ver con la paleta que realmente conforma “Mientras duermes”. La colaboración con BLNCO, productor ejecutivo del disco, ha suavizado su sonido, y este universo melódico parece vítreo y vaporoso en comparación con los convencionalismos de trap disonante y descarnado con los que Laoren se estableció. Aun así, hay poco en el paisaje del álbum que sugiera la ensoñación prometida: el cantante se mueve entre simples guitarras pop rock (como el loop que asienta los cimientos de “He dejado de estar consciente” o los acordes que adornan “Perdices”), cápsulas de electrónica trance (como los himnos misántropos “Monsters” o “Me rodean”), las voces autotuneadas y la distorsionada percusión 808 de su habitual emo rap y las afectaciones indie pop que se han vuelto agotadoramente prominentes en cierto nicho de artistas emergentes nacionales. Quizá la única instancia en la que Laoren se acerca a su propia definición de “Mientras duermes” se encuentra en “Pétalos”, un tema casi acústico construido a base de guitarra, voces moduladas y teclados lejanos, en el que se reprende a sí mismo por seguir cuidando un jardín condenado del que nada brotará.

En el disco también impera una tendencia a la sobreemotividad —otro deje usual de Laoren— que, en lugar de conjurar una actitud introspectiva, produce clichés. Más que escrito para un niño, “Mientras duermes” parece escrito por un niño — su tono reflexivo es superficial, sus observaciones simplistas y triviales, y sus imágenes, cada vez que se intenta adoptar un enfoque más lírico, son chirriantes y pueriles: un buen ejemplo son los versos “Y tus ojos se caen como dos perdices / capturadas por un cazador” o “Las personas mentirosas son peligrosas / Estaba llena de espinas cada rosa”.

Si bien es increíblemente desconcertante que haya tanta distancia entre la concepción que tiene Laoren de este álbum y la realidad del mismo, uno solo puede esperar que el hecho de que el artista esté hablando de sus proyectos en términos tan elevados signifique que está dispuesto y es capaz de ejecutarlos a tal nivel la próxima vez.

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