Fragant World

Hasta la fecha los de Brooklyn siempre habían logrado atraparme con alguna de sus canciones hasta el punto de convertirse en una de esas piezas que seleccionas para ilustrar lo mejor de una temporada. Si “2080” era la gema del primer disco y “Madder Red” la del segundo, sigo preguntándome cuál es la que incluye este tercer trabajo de los estadounidenses. A riesgo de que la nominación quede desierta (“Henrietta” sería la que más cerca queda de lograrlo, con esa letra tan marciana sobre un tumor que sobrevive al ser humano que lo porta y el vaporoso interludio que la transforma), uno se da cuenta desde las primeras escuchas que a “Fragant World” le faltan grandes canciones y le sobran capas de sintetizadores y bastante auto-tune, del que abusan hasta dejarte inconsciente, convirtiéndose en un empacho vaporoso que va del r’n’b discotequero menos ortodoxo al funk ochentas de una forma mucho más previsible que antaño. Por ejemplo, abren con una “Fingers Never Bleed” que recuerda al “Into The Black” de Neil Young vía Chromatics, para luego embarrarse en la difuminada “Longevity”, de estructura soul demasiado clásica para un grupo al que se le presupone asumir riesgos. Tampoco levantan el vuelo en “No Bones” –Prince en horas bajas-, “Reagan’s Skeleton –Jamiroquai de ácido hasta las cejas- o “Demon Road”, que navega a la deriva víctima de una empanada de Rolands sin demasiado sentido. A enmendarse toca.