Apadrinado por Jay-Z y Kanye West, quien le dio la alternativa en "Touch The Sky", Lupe Fiasco tiene toda la pinta de ser el nuevo chico de oro del hip hop americano.
“Flood & Liquor”, su primer trabajo, huele a debut del año: perfectas bases y colchones de vientos y cuerdas al más puro estilo del funk de los setenta, invitados de lujo (el mismo Jay-Z, The Neptunes, Mike Shinoda, Jill Scott) y, al frente, un MC ágil y que sorprende por su capacidad para sonar confesional, comprometido, vacilón y divertido al mismo tiempo. Fiasco administra bien los tonos, sin cambiar de registro apenas: habla de Dios (es musulmán), de la vida, de la calle y de lo que se tierce sin caer en el encasillamiento fácil y con un flow intenso pero relajado, muy de la escuela Mos Def. El de Chicago, por su parte, no se cansa de mostrar su admiración por Nas, aunque en este primer álbum suena mucho más distendido y accesible que el de Queens. Ahí está la trilogía que forman “He Say She Say”, “Sunshine” y el single “Daydreamin”, uno de los puntos álgidos en un disco que si tiene algo es que es realmente regular. Pero también están las cinemáticas “Pressure” y “Just Might Be OK” , el himno skater “Kick, Push”, y “American Terrorist” (donde habla del choque entre culturas más allá del maniqueismo). Ejemplos una vez más de que se puede hacer un hip hop inteligente, atrevido y a la vez comercial. El rookie del año.
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