Los madrileños Dover se la han jugado y no les ha salido del todo bien. Lo que escuchando el pegadizo single de avance “Let Me Out” -giros de guitarra a lo “Take Me Out” de Franz Ferdinand con potente base rítmica electrónica- podía parecer una jugada ingeniosa termina convirtiéndose en una fórmula repetitiva de la que parecen no saber salir bien parados una vez escuchados los diez temas que componen el disco.
Las canciones están bien estructuradas, con sus cambios de ritmo en el momento justo, con infinidad de filtros, efectos y subiditas provocando la catarsis del estribillo, pero según avanza, el disco se va desinflando. Sólo las dos primeras piezas (la citada “Let Me Out” y “Do Ya”) y el coro de “Keep On Moving” continúan atrapando conforme se suceden las escuchas. Ni siquiera la balada “Dear McCartney”, su sonrojante homenaje al Beatle, convence.
Con este resultado se enfrentan a la posible espantada de su público de siempre y a la incertidumbre de si atraerán a nuevas hordas de seguidores. Se nota que últimamente han bailando bastante y han estado escuchando electrónica en sus casas, pero a la hora de adaptar ese sonido a su rock de toda la vida les ha salido el tiro por la culata.
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