Gran Simulador
DiscosFlying Ladies

Gran Simulador

8 / 10
Holden Fiasco — 30-04-2025
Empresa — Autoeditado
Género — Punk Rock

Pues les ha quedado un discazo, qué quieres que te diga. No es muy profesional empezar una crítica así, pero así lo siento y así se queda. A veces, te proponen escribir y aceptas por curiosidad: a ver qué pasa, pongámosle picante a la salsa.

En este caso, fíjate, ya ni me acordaba de cómo flipamos en aquel bolo que dieron por navidades en nuestro añorado El Tubo. Hará ya casi como nueve años. Dije sí, sin haber recuperado esa memoria y, oye, me la han despertado con diez guantazos bien dados, que son los diez temas que han incluido en este “Gran Simulador”, con el que, dicen, conmemoran los veinte años que llevan juntos como banda. Y la banda en cuestión es, por supuesto, que no lo había dicho, Flying Ladies.

Antes de empezar, procede un poco de información básica: son un quinteto, vienen de La Rioja, ya tenían cinco trabajos publicados, hacen punk-rock con influencias del hardcore de finales del siglo pasado, y, como ya he dicho, están de celebración porque cumplen “veinte años de oscuridad y tedio”.

El disco, por cierto, parece que saldrá en físico más tarde, pero ya lo tienes disponible en plataformas digitales y todas esas cosas que usamos ahora para escuchar música, siempre y cuando no sucedan apagones, y con esto ya puedes calcular más o menos cuándo empecé a escribir la crítica. No se les oía desde 2016, y me refiero a trabajos en estudio. Entonces, fue el “Pop contra el enemigo” que defendieron en el aquel concierto del que me acordaba antes. Ahora, nueve años más tarde, llega esta nueva colección con diez temas, siempre rondando los tres minutos, y que, más o menos, se podría decir que sigue la onda de lo que ya hicieron antes, de las influencias que ya se les han asignado antes. No sé, por decir algo, pongamos – que alguno ya sabréis que esto no se me da bien – que los Nuevo Catecismo Católico, los Deadyard, sus vecinos Los Conejos, Discípulos de Dionisos, Vómito, Muletrain, Dictators... A mí, a veces, fíjate, me recuerdan a Ídolos del Extrarradio. Mucha caña y bien enjaretada. Creo que lo sacan con su propio sello, Against You Records. Hace como quince días, lo presentaron en la Fundición, allí en Logroño, acompañados de otros históricos de la zona, Raiser, y petaron el local hasta colgar el cartel de no hay entradas.

El disco, a mis oídos, destaca por el buen sonido, que ayuda a recoger ese carácter apabullante, esa resonancia atronadora que les caracteriza. Hay canciones que no empiezan, más bien se abalanzan sobre ti, como “Grunge”, “Derceto” o “Oscuridad”. Otras empiezan como tentándote (“Un hombre enfermo”, “Formol” o “Viejo, cuerdo y rico”) pero acaban quebrantando igualmente, en parte, porque todas nacen de una prioridad rítmica que parece crecer a dentelladas, a mandobles recios. Si no hay bastante con el sustrato instrumental, interpelan también con los coros, que usan con significación, doblando los estribillos hasta convertirlos en filos cortantes. A mi entender, destaca, sobre todo, que no son de patrones repetidos ni de estructuras consabidas. Hay muchos pliegues y entuertos por ahí dentro. Un ejemplo: esos cambios sin prudencia, los volantazos bruscos con los que cierran un fraseo o una estrofa, que yo escucho en “Black Inés” o en “Viejo, cuerdo y rico”, donde caen los platos de la batería como una cortinilla de grijo pulido. Y es que puede parecer que está todo apelmazado, que arremeten como si fueran un ejército compacto, pero luego entran esas guitarras brillantes y arrasan con luz inesperada. Hay muchos pliegues y entuertos ahí dentro, ya lo he dicho, que tanto la voz como los instrumentos parecen enterrarse en un todo tupido, pero de repente emergen hacia el frente individualmente y consiguen un contraste enriquecedor. Te podría poner como ejemplo el fulgor de la guitarra solista en “Nos verán caer” o cómo contrasta con su compañera rítmica en “Fantasma”, donde clavan el estribillo de una palabra despiezada y rozan lo épico. El bajo es, en otro ejemplo, el que aparece inesperado y contundente en “Grunge” y creo que ya he mencionado todas las canciones del lote, menos una, la que comparte título con el disco y por lo tanto reclama doble atención, una “Gran Simulador” que sirve perfectamente de carta de presentación porque ahí se ve su fuerza maciza y efectiva.

Y luego están las letras, que lo dejamos para el final porque lo valoramos más. Siempre han destacado, o eso recordamos de aquello que les oímos nueve años antes, porque evitan los clichés y las frases manidas. Aquí, van desde referencias al pasado que solo ellos entienden hasta guiños a mansiones misteriosas en videojuegos de terror y supervivencia, pasando por la ración de reflexión original sobre el malestar individual y colectivo. Y ahí, a mi humilde parecer, se lucen con frases de esas que se te quedan grabadas, que te imaginas gritando a pulmón o murmurando con placer íntimo en un concierto. ¿Ejemplos? Los primeros que se me ocurren: “Todos los libros que leí, que tanto subrayé, y para qué”, “Fui yo quien mató al Gran Simulador”, “Dime, Kurt, qué puedo hacer, si todo acabó en el 93” o todo lo que escriben en “Formol”, una joya de principio a fin, con ese “invitarte a bañarnos en formol” repetido en el estribillo.

Pues termino como al principio, por qué no: un discazo. Igual, en el tiempo que llevan, ni te habías enterado de que existen. O puede que se te olvidaran, como me pasó a mí. Da igual, aún estás a tiempo: descubre la periferia, abraza el hastío, húndete en la penumbra, celebra, con ellos, estos veinte años de oscuridad y tedio. Yo creo que no te vas a arrepentir. Y, si lo haces, la culpa es mía, no pasa nada.

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