Al simpaticote de Sam Shepherd, ya sabes, Floating Points, se le ha animado la culebrilla del estómago. Llevado por el deseo de rememorar su adolescencia, la comunión y el ímpetu por la pista de baile, acaba de firmar otro señor álbum. “Cascade” (Ninja Tune, 2024) es de lo mejor en cuanto a electrónica flotante y terminal que nos vamos a encontrar en este año que corre… e incluso que para algunos ¡vuela!
Recuerdo que, cuando tuve la oportunidad de asestar una buena charla con él, este muchacho que no para de crecer, rompió el hielo con una gran naturalidad. Su palique es tan cercano como bendecida es su música. Meticulosa y no exenta de impacto. Este nuevo LP compuesto de hasta nueve cortes me ha provocado un ataque de euforia, a la vez que recordado un buen puñado de vinilos que solía pinchar a principios de este mismo siglo. Cuando el minimal techno lo acabó petando y sin duda amplió el espectro que ya arrastraba desde inicios de los 90.
Aquella burbuja, no exenta de infinidad de borrones, como tantas otras, acabó de ser auténtica, sincera, por lo tanto defraudando. Aburría cosa mala. Por eso mismo me encantará recalcar que lo realizado por Floating Points ahora es tan osado como logrado. En este ‘asuntos pendientes’ por volver al sonido pista más vibrante no sólo mejora, también rastrea e innova. En temas como “Vocoder” -que salió originalmente hace un par de años, pero ahora renace con más empuje- le da un vuelco al techno movedizo con retazos de dubstep y la esencia de esa escena de baile en Manchester, underground, que igualmente tuvo su punto álgido a principios de siglo, y que ahora muchos echan de menos. Los detalles, el dinamismo y el acierto marcando los tempos es tal, que nos llueve el sudor de la frente como si de confeti en la Fiesta Mayor de Salou se tratase (oye, ¡que suelen tirar más de 20 toneladas!).
‘Key103’ es continuista. El hilo conductor vuelve a ser una construcción sesuda pero que busca la carrera. Llena de músculos, cosquillas, y con varios drops instantáneos donde entrar en calor. Sin duda son el camino ideal para hacernos trabajar también la sesera con “Birth4000”, uno de mis cortes favoritos -junto a “Afflecks Palace”- de todo el disco. No es ni de coña una equivocación sentir chispazos a lo Giorgio Moroder, y más concretamente de los míticos “Chase” y “I Feel Love” (sobre todo este último). Un presente para todo bicho viviente que detesta quedarse tumbado en casa. Es la ciencia que plasma la IDM, los beats cebados, hermanados con la esencia y placer del (mejor) sonido disco.
Con permiso, pasaré de puntillas sobre ‘Del Oro’ para de nuevo abrazar la tormenta de sintes, oscilaciones y ritmos hirientes que es “Fast Forward”. Igual os piso en el club si me pilláis cerca. Lo siento, pero a mis pies los lleva el diablo. Nervioso y perverso, es un puro atracón para desencadenar baile durante los casi ocho minutos que dura.
En “Ocotillo” se nos comienza a avisar de un final más destensado y atmosférico. “Ablaze”, pieza final, lo confirmará un rato después. No sin antes volver a darnos vidilla con “Tilt Shift” -un lúgubre paseo donde se asoman electro y drum’n’bass, marciano y tecnológico- pero muy especialmente con el ya mencionado “Afflecks Palace”. Se trata de un volantazo digno de ser uno de los momentos más esperados al cierre de un multitudinario encuentro noventero al aire libre. Visceral, pero espontáneo. Suman tanto las laderas plagadas de melodías y buenas atmósferas, como el encarnizado desboque protagonizado por electro-beats y trazos ácidos.
Floating Points suma y sigue. Vuelve a lo grande para demostrarnos cómo es posible divertirse mientras se juega improvisando y finalmente componiendo. También deja clara la posibilidad de impactarnos con grandes olas que contrastan con las bases rítmicas más puras. Álbumes como aquel “Crush” (de hecho “Cascade” sería una continuación de éste), “Elaenia” o por supuesto “Promises”, esa obra de arte junto a Pharoah Sanders y The London Symphony Orchestra, no paran de consolidar a uno de los artistas más astutos dentro de la escena electrónica del Siglo XXI.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.