Cuando FKA twigs anunció “EUSEXUA” dejó claro que no iba a ser un mero álbum. Mostrándose siempre ajena a la fría comercialización industrial carente de verdad, la británica lo presentó a través de un anticipo de su eje conceptual: “la sensación de trascendencia momentánea evocada por el arte, la música, el sexo y la unidad”, una descripción extremadamente concreta que evidencia el impacto de la última tendencia creativa, o sea, la conversión de proyectos musicales en movimientos culturales hechos y derechos. “EUSEXUA”, por sí mismo, es un retrato abstracto del sistema límbico humano ante el momento histórico contemporáneo; un ejercicio de vulnerabilidad cuya escucha supone un acto de resistencia contra la inmediatez y cuyo contenido corrobora la segunda parte de su manifiesto: “una oleada de sentimientos de posibilidades ilimitadas”.
Partiendo del videoclip homónimo publicado en septiembre del año pasado, “Drums Of Death” y “Eusexua” –en calidad de single– formaron una simbiosis impecable con la que la intérprete resignificó el concepto de estrella pop. Además, la producción reavivó, mediante un espectáculo discursivo, la importancia de las imágenes a la hora de amplificar la fuerza de los sonidos, generando al mismo tiempo unas expectativas que nos hacían pensar que “EUSEXUA” sería el nuevo “BRAT”. No obstante, pudiendo disfrutar ahora del tracklist entero, debo decir que tan solo se le puede otorgar el título de “el hermano edgy”. Es cierto que la salida de “Perfect Stranger” siguió perpetuando el exquisito baile de texturas glitch y trance, pero, en realidad, estábamos ante un gráfico musical lleno de altibajos que no pretendió alcanzar nunca la repercusión que tuvo la obra de Charli XCX. A mi parecer, FKA twigs ha querido dar a luz a un trabajo mucho más cercano al “Ray Of Light” (98) de Madonna o al “Desire, I Want To Turn Into You” (23) de Caroline Polachek, abordando temas universales como las relaciones interpersonales, la percepción de uno mismo o la incapacidad de apertura emocional, bajo el paraguas, claro está, de su propia visión particular. “Sticky”, por ejemplo, resulta fascinante en su papel de neobalada cibernética, tanto en aspectos de producción como a nivel interpretativo, constatando la envidiable habilidad de twigs por contar mucho en muy poco. Concretamente, su puente reúne multitud de capas, siendo una magnífica demostración del uso no convencional de la voz. “Girl Feels Good” y “Striptease”, por su parte, prueban que las sinfonías experimentales también tienen cabida en el género pop, aunque fluyan a contracorriente y en paralelo a las de ritmos repetitivos y letras menos trascendentales.
Asimismo, si bien “Room Of Fools” y “Keep It, Hold It” ratifican el inmaculado rango vocal de la artista, ambas composiciones se quedan bastante atrás. A mi parecer, no consiguen proyectar el fuerte carácter del resto. Esta idea de encontrarse a uno mismo en la pista de baile se resuelve mejor en la ingenua “Childlike Things” –distendida y sin pretensiones–, o de nuevo en “Striptease” con ese giro de guion final casi catártico. De todas formas, si algo llama especialmente la atención es la sinceridad con la que twigs se expresa a lo largo de cuarenta y dos minutos dominados por figuras retóricas, entre las cuales sobresalen metáforas de calibre erótico en el objetivo de tratar cuestiones inscritas en la intimidad (ya sea sexual o personal). Por otro lado, “24hr Dog” y “Wanderlust” intercambian el vigor inicial por la introspección previa a la ascensión espiritual que supone el cierre, certificando la ambivalencia sentimental de la artista.
En definitiva, creo que el análisis de “EUSEXUA” puede dividirse en dos ámbitos: uno global, compartido, y otro más personal y subjetivo. Al final, se trate de un bombazo electrónico o de una balada experimental, las once canciones constituyen un proyecto que no es un álbum musical al uso, sino más bien una forma de vida. En mi opinión, es un disco pensado para el directo, un terreno donde la británica brillará en su máximo esplendor gracias a la complicidad que pueda establecer con el público. Así pues, si la intuición no me falla, “EUSEXUA” aspiraba a ser más de lo que realmente ha terminado siendo. Es fresco, sí, honesto, también, pero está lejos de ser innovador. Y, desde luego, tampoco se posiciona como el mejor trabajo de FKA twigs.
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