Fishbone lanzó finalmente su ansiadísimo trabajo discográfico en el que cuenta nuevamente con el histórico Chris Dowd a las teclas. Esta incompleta reunión de la formación de la etapa de oro de la banda -definida así si tomamos en cuenta el nivel de exposición que tuvieron en aquellos tardíos 80s y tempranos 90s, ya que la música fue en general destacable en todas sus eras- está empujada por el entusiasmo de Fat Mike de NOFX , personaje fundamental en este capítulo de la historia.
El capo de Fat Wreck Chords es instigador directo de este renacimiento haciendo las acciones necesarias para que suceda, pero también produciendo, componiendo y cantando. Es raro hablar tanto cuando el trabajo en definitiva es un EP de cinco temas y poco más de 15 minutos, pero es que el factor de la interpelación e interpretación de la obra lo hace muy rico de analizar.
En primera instancia, cuando el single de “All We Have Is Now” salió, la primera sensación fue de algarabía medida: era bonito verles juntos de nuevo, pero el tema era muy lavado, simple, facilón. Luego vino “Estranged Fruit” que era conocido por una versión en directo en el patio trasero de la casa de Fat Mike hace algunos años.
La primera escucha del EP completo es desconcertante y la pregunta es inmediata: “¿hacía falta?” El resto de las canciones no elevan el flipe del fishbonemetro, imaginario elemento de medida regado de gloria a través de una historia única e irrepetible.
La siguiente escucha puede ser la última oportunidad y de pronto algo sucede. Las canciones -que al fin y al cabo contienen melodías súper pegadizas- se quedan en uno, aún sin ser consciente de haberles dado la bienvenida. Ya suenan de otro modo.
La tercera escucha, cuando te acostumbras a que la voz de Angelo Moore -lo diré siempre: el mejor frontman en décadas- coexista con la de Dowd, es donde la magia sucede.
“All We Have Is Now” pasa de ser una canción carnavalesca del montón, a una especie de himno de la filosofía Fishbone. Porque al final, la vida es atravesar los pesares que parecen eternos para luego poder abrazar un amor y poder decir, con emoción y agradecimiento, que “todo lo que tenemos es el ahora”. Y si este mensaje vive en medio de una melodía de ska perfecta, pues qué mejor.
“I Don’t Care” tema que otrora no decía nada, cambia de forma y en un contexto de influencia clara de Fat Mike y su entorno de punk californiano, se convierte en ese “fuck you” con contenido que Fishbone siempre dispensó como nadie más. Aquí la banda da una noción clave de por qué pudieron sobreponerse a la inmensidad de locuras y desgracias que el destino les dispensó.
“Estranged Fruit”, composición de Fat Mike que cuenta con su voz y la trompeta de El Hefe de NOFX es una obvia alusión al standard antiracista popularizado por Billie Holiday y un logrado homenaje al sonido New Orleans; Fishbone se montan en una caravana fúnebre como una potente marching band punkarra. Obviamente Angelo Moore enamora con su crooning psicótico de corazón furioso por una justicia racial que nunca llega.
“Cubicle” un ska alimentado a rabia compuesto por Dowd pasa sin demasiada novedad, pero hará las delicias de los seguidores del ska punk más de raíz. Pero es en el track que cierra donde más claro aparece el factor de la re-interpretación según las escuchas: cuando se cae en cuenta que “Wake Up My Child” (obra del guitarrista Mark Phillips) es una suerte de retoño del clásico de 1985 “Party At Ground Zero”, donde se entiende que el tiempo para Fishbone es circular y que esa condición les permite componer una canción así de vital, dinámica y exponencialmente hermosa, con unas armonías vocales y arreglos de vientos de piel de pollo, mientras siguen soltando verdades como puños.
Soldados del underground que afortunadamente nunca se dan por vencidos, Fishbone continúan siendo el mejor ejemplo disponible dentro del mundo del “rock alternativo” para entender de qué modo la música fue y es la cura de todos (y los peores) males.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.