La canción “Reflexe” es una formidable manera de inaugurar “Parc”. Opera a modo de prólogo interestelar, ya que, sin lugar a dudas, sabe resumir a la perfección lo que el oyente se va encontrar a posteriori. En su regazo descansan las demás canciones, alumbradas por la susurrante voz de Ferran Palau. El autor se remilga con esa cadencia de crooner desperezándose, aún con el albornoz puesto, las alpargatas de alpaca y la cadena de oro reluciente colgada del cuello. Melodías que parecen oraciones sintéticas, sencillas y escuetas. Un labrado de haikus sonoros que, armados con un relajante carácter simétrico, casi se podrían entender escuchados del derecho y del revés,. Son composiciones que discurren en un jadeante slowmotion sonoro, cocinado a base de sintetizadores que desafían la gravedad, tintineantes y vibrantes punteos de guitarras jazzísticas (Nels Cline menos Wes Montgomery = Jordi Matas) y baterías que, de tan escuálidas, podrían peinar la melena de un colibrí. Ferran Palau y Jordi Matas, primos hermanos (o como dice Palau, más hermanos que primos) y coproductores del disco, llevan aún más lejos el concepto sonoro que, bajo mi parecer, empezó a fraguarse en “Blanc” y que, con “Parc”, cierra una trilogía sonora.
La espiral creativa encuentra aquí su umbral de perfección y atesora algo realmente difícil de poseer: divina identidad. Uno le da al play y al cabo de un milisegundo puede asegurar sin ninguna duda que lo que escucha es Palau. Y como todos sabemos esto es complejo de lograr, pero aún lo es más de prescindir. Vicio y virtud en proporciones similares. Aunque por el momento no es necesario adelantarse al tiempo. Ahora se trata de gozar de estas canciones tranquilamente, sosegadamente, como ellas mismas suscitan. Esta es una obra que se deshace en el paladar como excelsa grasa sonora, y que corrobora el estado de gracia de Ferran Palau. El artista construye un imaginario de sigilosa sensualidad, cualidad no fácil de oir entre tanta canción construida con “seny”, y embelesa a sus seguidores a ritmo de una erótica de lo escaso: suficiente es suficiente.
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