Fang

Más de media docena de discos a sus espaldas, actuaciones en Tokio, Austin, Chile... Poco podemos decir que no se sepa de Pau Guillamet, quien, tras haber metido la nariz en la mezcla de poemas o en la canción de autor más desnuda, ahora vuelve a su terreno, si es que eso puede decir de un tipo capaz incluso de mezclar sardanas con house. Armado con su Casio CZ5000, lo nuevo de Guillamino se entiende desde la electrónica minimalista, elegante y sensual, con regusto soul hasta una línea mucho más ochentera, revisión de lujo para los que no lo vivimos por edad. Hay lugar para los rompepistas (“Fang Fosc”) y también para los teclados de chicle (“Half-a-Romeo”). Como envoltorio, su sello inconfundible: giros vocales de lo más americanos (para un disco compuesto entre el catalán y el inglés, rompiendo barreras idiomáticas) y esa sonoridad surgida como de una sopa Campbell’s, muy lata, muy pop. Con invitados de lujo, rap para Coco Solid y Violet (“Help me”) y melodía y voz de Bikimel en la que cierra el decálogo del barcelonés, “Viratge”. Para rematar la jugada, pillería léxica en el título: ¿“Fang” o funk? Sutileza marca de la casa.