Hay grupos que te marcan a fuego, sobre todo en la adolescencia. Cuando “The Real Thing” cayo en mis manos sacudió todo mi mundo. Ya enganchado, recibí como la llegada del Mesias, su obra maestra “Angel Dust”. Cuando con escasos 16 años me plante solo en la vieja sala Zeleste para verlos junto a L7, no era consciente del cambio que iba a dar mi vida. Ese concierto metió el gusano del rock/metal alternativo en mi cerebro para siempre. Mi vida camino siempre junto a ellos y siguen siendo a día de hoy una de mis bandas cabeceras. Me negué a verles en su Reunion Tour, no me gustan, sino hay un disco con material nuevo detrás. Y 17 años después aquí esta “Sol Invictus”.
Primero hubo dos adelantos, pero no quería precipitarme con solo dos canciones, al final ambas incluidas. Soy de los fans de FNM que no tenia muchas esperanzas en este nuevo trabajo. Mejor así…
El más indie de su carrera, producido por Bill Gould y editado en su propio sello. Los discos de FNM se separan en dos tipos los que son como hacer el amor, inspirados, creativos y llenos de magia y los que son como follar, es decir, salvajes, desgarradores y que te dejan un regusto amargo al día siguiente. Ambos se disfrutan pero guardas mejor recuerdo de los primeros. Y “Sol Invictus” esta claramente entre los segundos. Y eso que el disco contiene momentos melódicos inéditos en la carrera de los de San Francisco. “Rise And Fall” o la propia “Sol Invictus” son prueba de ello. Pero no deja de ser un espejismo y la banda supura rabia y folla como si le fuera la vida en ello. Brillante “Sunny Side Up” y sobre todo la adictiva “Motherfucker”. Patton se desdobla en mil personajes y nos regala otro trabajo vocal al alcance de… ¡Que cojones! Al alcance de nadie… Bordin y Gould dan una masterclass de como debe sonar una sección rítmica y Bottom esta en todas partes y siempre aportando el toque maestro adecuado. El guitarrista Jon Hudson esta a la altura de las circunstancias, que ya es mucho decir. Los diez cortes se pasan en un suspiro, “Black Friday” demuestra que esta banda no entro en el estudio a mirarse el ombligo, una vuelta de tuerca a su legado. La épica de “Matador” es de lo más brillante y oscuro de su carrera, con la banda sonando como un tren supersónico descarrilando y con un Patton al frente totalmente fuera de control. La sorpresa más grande te la llevas con “From The Dead” y esas guitarras acústicas.
No es superior a sus mejores trabajos pero si están más inspirados que en aquel epitafio lejano titulado irónicamente “Album Of The Year”.
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