Se inicia una nueva colección de obras remasterizadas de otro de los grandes nombres del pop. Con Collins, la puesta al día de su obra tiene más sentido que otros casos, ya que hasta ahora siempre se había mostrado contrario a revisitar sus álbumes. El trabajo realizado, dirigido por el mismo artista, está a la altura de las expectativas. Además llega un momento en que los rumores sobre su vuelta a la actividad adquieren más fuerza que nunca, y su figura, tantas veces criticada o infravalorada con sorna (hola, Love of Lesbian), merece una justa reivindicación.
Lo primero que llama la atención, claro, es la actualización del artwork, que bajo el lema “Take a Look at Me Now”, moderniza las frontales de los discos (Collins siempre gustó ilustrar portadas con diferentes tipos de primeros planos de su rostro) al aspecto actual del cantante. Un gesto, pionero y encomiable, no exento de la ironía que siempre ha caracterizado al inglés.
Lo segundo que destaca es la magnificencia del sonido, en una excelsa remasterización que compensa la falta de contenido en 5.1 o SACD que sí aparecían en los remasters de Genesis. Por el contrario, si existe una decisión polémica en las series, es la decisión de no reunir en el habitual segundo cd de Extras las numerosas caras B, inéditas o remixes de la época, y sustituirlos por versiones en directo de las canciones del disco base. El propio Collins lo justifica en las notas interiores arguyendo que las tomas en directo difieren notablemente de sus partenaires en estudio y que merecían su presencia. Y si es cierto que no le falta razón al londinense -la versión en directo de “In the Air Tonight” nos muestra cómo pudo haber quedado el tema en manos de Genesis, y las reediciones de “Hand in Hand” o “Misunderstanding” son espectaculares, mejorando las tomas en estudio-, también es cierto que en unas ediciones de este tipo se echa de menos la justa ración de novedades que motiven su adquisición.
La primera remesa se compone de su primer disco, “Face Value”, y el quinto, “Both Sides”. “Face Value”, editado en plena concurrencia con su banda Genesis (ese mismo 1980 publicaban “Duke”), es probablemente el mejor disco de Collins en solitario. Siempre ha quedado marcado por el éxito y la magnitud de “In the Air Tonight”, uno de los mejores temas pop de todos los tiempos. Pero tras el tema inicial, un conjunto de ases ganadores de pop rock, ora progresivo ora comercial, que en sus mejores momentos (“This Must Be Love”, “Hand in Hand”, “I Missed Again”, “If Leaving Me Is Easy”) rozan la perfección del género. Acaba con una curiosa aunque insustancial versión del “Tomorrow Never Knows” de The Beatles. Entre los extras, las reseñadas revisiones en directo y demos de algunos de los temas, donde destaca la primera versión instrumental del posterior éxito “Against All Odds”.
“Both Sides” llegaba tras la afirmación y exaltación en la carrera de Collins que había supuesto “…But Seriously”, con “Another Day in Paradise” a la cabeza. El compositor sorprendía a propios y extraños alejándose de la fanfarria del éxito y el pop comercial, sumergiéndose en un pausado soliloquio de once temas introspectivos y reflexivos, con acompañamientos lánguidos y mortecinos, en ocasiones cercanos al jazz. El propio artista lo define ahora en las notas de la colección como su disco favorito, por su entonación personal y aplomada. Visto con la distancia de los 25 años que marcan su primera edición, es cierto que merece un podio mayor al que obtuvo en su momento, y canciones como “Both Sides of the Story”, “Can’t Turn Back the Years”, “Everyday” o “Can’t Find My Way” meritan por un puesto destacado entre lo mejor del cancionero del autor.
El próximo paso de la colección, que con el tiempo abarcará hasta el disco de versiones “Going Back”, lo protagonizarán “Hello, I Must Be Going” y “Dance Into the Light”.
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