Dance, No One’s Watching
Discos / Ezra Collective

Dance, No One’s Watching

8 / 10
Adriano Mazzeo — 02-10-2024
Empresa — Partisan
Género — Afrobeat

En "Dance, No One’s Watching", los recientemente premiados con el Mercury Prize Ezra Collective nos llevan de tour por un camino de apertura y desinhibición cultural. Abrazando raíces africanas y sintiendo el ritmo de las grandes ciudades de Occidente, la banda londinense se quita el polvo en 19 tracks (incluidos interludios) que bien hacen valer su posicionamiento como uno de esos actos que con éxito están descontracturando el costado conservador del mundillo del jazz.

Como su título claramente expresa, en este álbum el quinteto atraviesa un viaje en el que el baile es DIOS. Así es como sorprenden con algunas composiciones rebosantes de energía y desparpajo, lejos del perfil cool y sofisticado que también los caracteriza.

El afrobeat toma la parada en “Ajala” -condimentada con unos exquisitos arreglos de Rhodes- y en “The Herald” -en la que los bronces lideran la percepción-. “Hear My Cry”, “Expensive” y “Shaking Body” van incluso algo más allá tomando elementos de lo afrocubano (¿Alguien dijo Gloria Stefan?) y hasta haciendo recordar a las fanfarrias de los equipos de fútbol de Sudamérica.

En cuanto a las colaboraciones tan usuales en el quehacer de la banda, “God Gave Me Feet For Dancing” junto a la preciosa voz de Yazmin Lacey, es un triunfo de la fineza en el que la banda saca a relucir sus mayores armas de seducción: groove, precisión y gran sentido de musicalidad. “No One’s Watching Me” ofrece un tímido y sensual feat. de una de las nuevas revelaciones del neo soul británico, Olivia Dean.

Por último “Street Is Calling”, que incluye al otrora colaborador de Damon Albarn y Tony Allen, el ghanés M.anifest y a la sudafricana Moonchild Sanelly combina la crudeza del afro-urban y una línea instrumental casi misteriosa, con un Rhodes que aparece entre la neblina y un golpe de aro de caja que oficia de bandleader. Así es como Ezra Collective se muestra en el momento más álgido de su carrera, fieles a sus principios y rompiendo algunos prejuicios al mismo tiempo. Y sonando cañón como de costumbre, claro.

 

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