El tercer disco de Ezpalak sigue ahondando en la línea que abordase “Kolpatu Topatu” hace un año y, por lo tanto, alejándose de la melancolía guitarrera de su debut. “Hortz Aina Hots” centra su eje de giro en un punk rudo y epiléptico amante de la destrucción que centra sus esfuerzos en riffs machacones y en agresivas líneas de bajo.
Por ahí se mueve más de la mitad del álbum y en temas como “Kontran”, “Lehertu arte”, “Boterearen dantza”, “Nork daki” y “Berdin zait” la influencia de Idles o Viagra Boys parece clara. “Kontran” abre el disco como una bonita muestra de lo que vamos a encontrarnos: la fuerza del punk arrojadizo más el azúcar necesario para una buena melodía pop. En “Lehertu arte” hay menos espacio para la melodía y más para un bofetón corrosivo. “Boterearen dantza” es un nuevo decálogo de punk feísta con rienda suelta para el destrozo y la agresión desde el bajo, con un estribillo que nos devuelve a un pop de carácter distante escupido por un dron. “Nork daki” es algo más melódica pero igual de directa. Sin grandes artificios pero con gancho en el estribillo y mensaje para que busquemos respuestas en nosotros mismos. Para terminar de enumerar la parte más cruda del disco tocaría citar esa nueva vuelta de tuerca al punk ruidoso que es “Berdin zait”.
El fuerte sentido melódico que Eñaut Gaztañaga imprime a todas sus composiciones sirve para seguir acomodando su rico abanico de estribillos pegadizos gracias a un pop sintético que abusa del fuzz y se apoya en los teclados ocasionalmente. Ese sentido melódico está presente en casi todo el disco, “Kontran” y “Nork daki” basculan entre la distensión y la caricia, y destaca especialmente en “Zu Izan”. Con un inicio con claro regusto a pop artificioso y electrificado, supone otro bonito ejercicio de autoayuda con obsolescencia programada gracias a un fraseado simple y a un estribillo con algo de himno en su ADN. “Gasolina” es una pieza directa que también llega a su parte melódica de una forma simple. Con apenas adornos en su desarrollo, Eñaut aparece con su guitarra a mitad del tema para hacer magia.
Ezpalak únicamente se sale de ese equilibrado diálogo entre el incesante estruendo punk y el gancho pop en la recta final del disco para abrazar las atmósferas más catárticas y corrosivas del grunge. “Ez itxoin”, uno de los mejores temas del disco, empieza moviéndose por un territorio vacilón en el que las guitarras juegan hasta que la batería estalla y la tormenta se abalanza sobre nuestras cabezas. Una auténtica tormenta sónica con parón, tensión contenida y una nueva descarga sin contemplaciones. “Zerotik” tampoco se aleja demasiado de la clásica estructura Nirvana-Pixies: Inicio con un riff crudo, acelerón a la batería y vaivén entre calma y tempestad. El disco termina con “Kaosari deika”, una nueva muestra completa de lo que esconde el tercer paso discográfico de Ezpalak: presencia clara del ruido de los 90, los ecos del punk cazallero actual y guitarras melódicas con ecos de Blade Runner.
“Hortz aina hots” ofrece treinta minutos imparables, sin tiempo para dejar de sudar y bailar dentro de un universo punk rockero en el que Ezpalak son los maestros de ceremonias. Y todo esto es oro en directo.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.