A estas alturas, ya con su séptimo disco de estudio, Exxasens se pueden considerar una institución en el post-rock estatal. “LE-VOYAGE” supone un reencuentro tras la frustrada-por-la-pandemia gira de reunión y esas ganas, ese ímpetu, son lo que tiñe de brillo a esta obra. No es un disco de post-rock al uso, sino que su arquitectura nos lo descubre como una suerte de edificio en el que cada habitacación ofrece una temática particular, pero que juntas suponen una construcción robusta y sólida.
Ese gusto que la banda declara por los clásicos del pop oscuro de los ochenta, las autoridades del post-rock (Explosions In The Sky, Mogwai) y ciertos vericuetos progresivos, tiene una traducción perfecta en estas ocho piezas que revisten, cada una de ellas, un tipo de interés diferente.
En cuanto a las capacidades de los integrantes de la banda (la consumada sección armónica con Jordi Ruiz y Carles Sucarrats en guitarras, y Sergio Ledesma en sintetizadores y la excelente base formada por Oriol Planells en batería y Cesc Céspedes en bajo) la nota es óptima: nadie destaca sobre los demás y ninguno ahorra brillo interpretativo. Si los ejércitos fueran algo bueno diría que funcionan como uno perfectamente engrasado.
El drama irregular y multi sentimental de “Decollage” (con unos llamativos arreglos de doble bombo), el magnífico nivel de tira y afloja de “Le Voyage (Part I)” (con un bajo que “habla” y unos teclados imposibles de ignorar), el logrado crescendo de “Black Hole” (que desde lo contemplativo termina citando a las autoridades del rock progresivo, con épico solo de guitarra y outro de piano incluidos) y la dulzura devenida en machaque de “L’Etoiles” son sólo algunos ejemplos de la forma en la que “LE-VOYAGE” se edifica en un trabajo con una importante cuota de talento y magia, que destaca en cuanto al tratado de la dinámica sonora, la producción, ejecución y arreglo de las canciones.
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