Perezosos los que busquen aquí una continuación del "Omega" de Lagartija Nick & Enrique Morente, o un homenaje a "La leyenda del tiempo" de Camarón y su tropa, mucho menos un guiño a la seminal fusión de Sabicas & Joe Beck. La épica arrebatadora de “Para quienes aún viven” quizá conecte con el primero, pero este nuevo proyecto fruto de la alianza entre Toundra y Niño de Elche construye su identidad sobre un discurso propio, ajeno a cualquier referencia preexistente, y ahí radica su mayor virtud.
Valiente, profundo, fundamentado y honesto, el cuerpo conceptual del debut de Exquirla es lo suficientemente sólido como para garantizar su propia perdurabilidad. De hecho, puede resultar incluso abrumador. Pero abrumador, ¿para quién? Para aquellos que ya no viven. Aquellos que ya no sienten ni padecen. Los anestesiados. Los inmóviles. Los cínicos. El problema está en saber diferenciar si conforman una categoría social, o si se trata de un estado de ánimo que puede coger por el pescuezo a cualquiera en un mal momento.
Exquirla parecen tenerlo más claro, y acuden a los sobrecogedores textos que el poeta de la conciencia Enrique Falcón plasmó en el libro "La marcha de 150 millones" para anular el menor atisbo de relativismo falsario que trate de contaminar el debate. Como bien dicen ellos mismos, no hay nada de radical en sus mensajes. Nada de radical en el peor sentido. Porque sí van directos a las raíces de la injusticia, de la inmoralidad y la falta de decencia desde una perspectiva absolutamente emocional y carente de panfletarismo. Niño de Elche aborda su papel con una intensidad asombrosa, como un hado que invade el tiempo y el espacio con salmos rodeados por una tormenta sónica que le protege, le ampara y le inyecta fuerza para no dar un paso atrás hasta que llega la calma.
Cantaor y músicos ensayan giros y profundidades de campo inéditos en su quehacer, pero para que este álbum se distanciase de un “Toundra más Niño de Elche” quizá convendría haber cambiado un poco más el registro de ambos. Subjetiva es la valoración de si el resultado queda mejor así o no, objetiva era la intención de la banda de trascender la suma. Y da la sensación de que el disco gustará más a los que ya son fans de ellos y de él, que a posibles terceros. Dicho esto, no hay duda de que también los habrá, y tampoco de que Exquirla acierta de pleno en la elección del modus operandi para transportar al oyente a un universo propio, un no-lugar como bien dice Niño de Elche, en el que una vez sumergido, incluso la idea de pop queda como un lejano recuerdo. En el mejor sentido, oh sí.
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