Exposición universal

Este es uno de esos discos de debut grabados lentamente en los que se ha reunido la prehistoria del grupo hasta casi llegar al presente. Nos hacen ser testigos de la búsqueda de un lenguaje propio y sus devaneos, esos que luego echaremos de menos.

Templeton picotean del rock indie de los noventa y, como buenos amateurs que eran, dicen que practicaron algo de post-rock. “Las casas de verano e invierno” suena a un homenaje a los primeros Los Planetas, y los siete minutos de “Marcha Nupcial” son un rastro de lo principiantes que fueron, pero si nos centramos en el resto del álbum aparece un grupo bicéfalo que bascula entre el rock consciente de sus planteamientos y la mala baba de casi todas sus letras, enfrentadas a un resultado pop de aquellos que saben que lo más importante no es el onanismo sino las canciones redondas, las que se sobreponen a cualquier coyuntura para empapelarnos la vida. En “Exposición universal” hay unas cuantas canciones de esas que apelan a sentimientos primarios inconfesables, haciéndolos himnos para hartarse de chillar a la puerta de los problemas. Van camino de tener una personalidad única, apuntan demasiadas buenas maneras, y nunca te van a solucionar la vida, pero te van a dejar muy a gusto. A ellos les parece que el mundo no está mal pero anda un poco confundido. Si sientes lo mismo, este es tu grupo.