Sobran las presentaciones para una de las bandas más importantes del post-rock del nuevo milenio. Explosions In The Sky estarán de aniversario el próximo 2024, año en el que su tema “Remember Me As A Time Of Day” (utilizado en 2016 como parte de la banda sonora de la película “Me And Earl And The Dying Girl”), adelanto a su debut “How Strange, Innocence” (Sad Loud America, 00) previamente incluido en un recopilatorio de la radio universitaria de Austin, cumplirá veinticinco años. Mismos años que la propia banda, que a finales de los noventa empezó su andanza con el nombre de Breaker Morant.
“End” es la octava referencia de los americanos, y llega más de siete años después del lanzamiento de “The Wilderness” (Temporary Residence Limited, 16). Entre medias a estos álbumes, los de Austin también estrenarían una bonita bonita banda sonora, “Big Bend” (Temporary Residence Limited, 21), la cual rompería una pausa reflexiva que el grupo decidió tomarse y que pondría música al documental sobre el parque nacional del mismo nombre de la cadena americana PBS titulado "Big Bend: The Wild Frontier Of Texas".
Para comenzar hablando de “End” es obligatorio aclarar que su título no referencia en absoluto a un punto final de su carrera. De hecho, es más bien todo lo contrario: un nuevo comienzo tras algo que se ha terminado, sobre el final de una relación o sobre la muerte, según se vea. Este nuevo comienzo no supone grandes cambios en su sonido (y se agradece, no es estrictamente necesario), que sigue proyectando imágenes en los oídos y en la mente de quienes los siguen, llenando el lugar en el que se encuentran con una luz cegadora que absorbe hasta transportar a un paisaje tan idílico y cómodo como desbordantemente nostálgico.
“Ten Billion People” abre el álbum haciendo pensar que la electrónica va a ganar terreno a las guitarras, pero todo es una especie farsa que se desmonta cuando los primeros acordes dejan atrás su intro para entrar en un bucle minimalista y poderoso de punteos y loops. Con “Moving On” la batería toma el protagonismo total, empujando al resto de instrumentos con una fuerza importante que va llevando a la distorsión que también cabe en los “crescendo” de “Loved Ones”.
La tranquilidad de los Explosions In The Sky más íntimos se vuelca en “Peace Or Quiet” con pianos y adornos instrumentales que llevan a una catarsis final de esas a las que les gusta tanto recurrir. En todo “End” hay autorreferencias que todo el mundo puede reconocer: las guitarras a trémolo clásicas del post-rock (palpables especialmente en los momentos más “duros” de “The Fight”), percusiones que recuerdan a los tambores de las marchas militares, pinceladas electrónicas que ya incluyeron con anterioridad y bucles generalmente calmados y minimalistas que alcanzan su esplendor como en las tracas finales de los fuegos artificiales. Y en todo esto ellos saben de sobra cómo va el juego.
Como es común con esta banda y otras tantas de post-rock, etiqueta que alberga a la que quizá será recordada como la música clásica del siglo XXI (si es que esta etiqueta tiene algún sentido), cada uno se monta su propia película con lo que escucha siendo la opinión y análisis ajenos algo no demasiado importante. Lo que sí es universal, al menos con Explosions In The Sky, es que no te vas a escapar de esa sensación perpetua de sentirte en casa que siempre te abraza y te ayuda a explorar tanto la serenidad como los contratiempos dentro de esos giros melódicos más abruptos.
Lo mejor que puedes hacer para hincarle el diente a “End” es sentarte, quitarte de todo lo que te rodea y ata por un rato y disfrutar del viaje meditativo de su música. Es lo que pide este disco y muchos otros de su discografía también repleta de “paisajísticas” bandas sonoras que quizá no te vaya a cambiar la vida si ya tienes cierto bagaje cotejando cosas parecidas, pero que en lo que dure entre tus sienes no te defraudará ni te hará perder el tiempo.
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