Se acabó el jugar a pitonisos y hacer más predicciones. Si hasta la fecha se nos había llenado la boca de calificativos superlativos que querían entronar en lo más alto a los de Kentucky para que se codearan con los Wilco de este mundo, con su quinto álbum de estudio vamos a hablar de hechos y no de vagas esperanzas.
Con un sonido más clásico, menos etéreo o atmosférico y sin abusar hasta el extremo de la reverb, aunque sin abandonarlo del todo (algo tendrá que ver el haber cambiado a John Leckie -responsable del sonido de obras como “The Bends” de Radiohead, por poner un ejemplo- por un veterano productor rock de corte más clásico como es el afable Joe Chiccarelli -búsquenle tras el último disco de The Raconteurs) MMJ, presentan unas canciones que siguen sonando a clásico por los cuatro costados, pero de este tiempo.
Con un trabajo enorme en la base rítmica y unas guitarras de sonido glorioso capaces de emocionar en los medios tiempos épicos como “I’m Amazed” o de crear pasajes de soul orquestado al más puro estilo Marvin Gaye en “Thank You Too”, construyen junto a la epidérmica voz de Jim James una colección de canciones que, a diferencia de un álbum tan difícil de superar como “Z”, no mantienen un hilo conductor tan cohesionado.
De todos modos, es cierto que, a la que empiezan a sonar una y otra vez, no puedes desprenderte de ellas. La delicada “Librarian”; la etérea “Sec Walkin’” repleta de falsetes; la épica rockera de “Remnants”; el bailongo ritmo funky de la segunda parte de “Touch Me I’n Going To Scream”... MMJ están logrando convertirse en la mejor banda de rock americano de la actualidad y parece mentira que aún haya quien no se ha enterado.
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