Después de “The Optimist Lp” (Astralwerks, 2001), el dúo inglés busca abandonar esa etiqueta de “nuevos acústicos” con un disco más impactante y directo, solicitando para ello la ayuda de Tony Hoffer (Beck, Air, Supergrass), buscando esa épica melancólica de todos los seguidores de Jeff Buckley, pero llegando hasta él desde un camino diferente al de gente como Coldplay o Travis. Y probablemente ese sea el logro actual de Turin Brakes, que, sin proponer nada nuevo ni especialmente llamativo, consiguen abrir su sonido alcanzando su propia identidad, desmarcándose así de una buena cantidad de propuestas similares.
Los momentos más pausados, donde los arreglos disfrutan de mayor atención y cuidado, son los mas agradecidos, así temas como “Stone Thrown” y “Panic Attack” (donde suenan tangencialmente a Bowie) resultan de lo mejor y más disfrutable de sus cincuenta y ocho excesivos minutos de duración.
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