Crítica de 'Perverts', el vapuleo sonoro de Ethel Cain
DiscosEthel Cain

Crítica de 'Perverts', el vapuleo sonoro de Ethel Cain

8 / 10
Don Disturbios — 12-01-2025
Empresa — Daughters of Cain records
Género — Experimental

Que Ethel Cain es un bicho raro al que dar de comer a parte, lo sabemos desde que nos sumergimos en su “Preacher’s Daughter” -mejor disco folk de 2022 para esta publicación-. Pero  lo que ha hecho en este “Perverts” (Nueve perversiones ¿cabe decir temas? que alcanzan la hora y media de duración), no es de este mundo. Es… No sé lo que es. Aún estoy intentando descifrarlo para llegar a una conclusión que intente acotar lo inescrutable.

Lo que está claro es que “Perverts” no pertenece a esta época. Es un artefacto sonoro difícil de digerir y clasificar. Precisa de entrega y de haber quedado en algún momento subyugado por el personaje que encarna Hayden Silas Anhedönia. Precisa de una disponibilidad para adentrarse en lo más oscuro del alma humana, en esa búsqueda de cierta redención a través del sexo. Solo alguien como Ethel Cain, podía permitirse el lujo de hacer un disco así de tenebroso y lúgubre que por momentos raya la psicofonía más doliente. Un universo sonoro propio que mira directamente a los ojos a otros investigadores del averno como Michael Gira, Godspeed You! Black Emperor o Lingua Ignota.

“Perverts” es uno de esos trabajos que le resultará excelso a unos y una auténtica tomadura de pelo a otros. Pero lo que está claro es que no te dejará indiferente. Lo abrazarás como un credo o no lo volverás a escuchar en tu puta vida. Suponiendo que hayas sido capas de tragarte la hora y media de zarandeo emocional al que te va a inflingir durante su escucha. Toda una experiencia de sometimiento que a buen seguro alcanzará su zénit cuando sea interpretado de cabo a rabo en directo. Soy muy capaz de imaginar un teatro rendido a la oscuridad de sus notas, a lo doliente de su sonido, al mundo onírico pesadillesco en el que conviven la pedofilia con el gran masturbador. Y es que el cuadro de Dalí podría muy bien ejercer de telón de fondo de este viaje sonoro al más allá que nos propone la estadounidense.

Que aún sigan surgiendo artistas como Ethel Cain a estas alturas de siglo me parece casi un milagro. Y máxime cuando lo que se impone es la banalidad de lo inmediato y el triunfo de lo mediático. Ethel no, Ethel ha tomado otro derrotero cuando podría haber virado su discurso hacia algo mucho más asimilable. Pero entonces no sería Ethel Cain, Y es que esa reconstrucción que ha hecho de sí misma, creando un universo tan propio como misterioso e indescifrable, tiene en este “Perverts” un colofón difícil de repetir, a no ser que busque el suicido económico. Aunque siempre le quedarán los raros; los dispuestos; lo más fieles. Los que salimos convencidos de que el viaje ha merecido la pena.

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