”El amor es un perro del infierno”. Un título, segundo corte, que encierra casi todas las claves de lo que son Viaje A 800 y, sobre todo, de lo que es esta “Estampida de trombones”.
Amor, el que siguen manteniendo ciego en 2007 los de Algeciras por seguir practicando estilos incomprendidos en estas latitudes (el stoner y el doom se abrazan con el hard y la psicodelia); perro sería difícil encontrar uno más viejo y curtido que ellos en estas complicadas lides y lo del infierno a estas alturas no necesita explicación. Los ambientes conseguidos son ya plenamente propios y consiguen su propósito, asustar literalmente y transmitir que hay otro sur: ese cuyo chistoso Sol huiría despavorido ante este “Dios Astrónomo”, o ante “Zé”, que recoge el testigo de las clásicas “Higomón” y un “Patio Custodio” o “Cabezas de Tungsteno” que rugen como nunca y demuestran que las guitarras se han inventado para ser tocadas, no lucidas. Viaje a 800 han vuelto con un disco que de principio a fin es un todo, una enredadera en una calle angosta…tan angosta que la obesidad mórbida del reconocimiento masivo sigue sin poder entrar.
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