Escapar con el anticiclón... y volver con la boca roja

Manos de Topo llevaban un tiempo advirtiéndonos de que, en su tercer disco, habría cambios, algo lógico y necesario para un grupo como ellos, que odiaría ser como los demás. Así pues, no hace falta ser un tipo muy observador para descubrir que la clave de “Escapar con el anticiclón...” está en lo mucho que supone como paso adelante para –sí, se lo repito- uno de los grupos más personales del panorama independiente estatal. El espíritu de aquellas miniaturas musicales ácidas que nos conquistaron en “Ortopedias bonitas” y “El primero era mejor” se mantiene aunque las formas hayan cambiado a mejor, a bastante mejor, algo que han conseguido con la lúcida ayuda de Ramón Rodríguez (The New Raemon).

Como en los cuidados coros que salpican todo el minutaje o en las eléctricas crispadas de “Animal de compañía”. Sí, han leído bien: eléctricas. Adiós Casio PT1, bienvenidas eléctricas y teclados (escuchen “Tus siete diferencias”, “No salgas del pastel” o “Mejor sin pijama” para más detalles). Se mantienen los xilofones y ganan incluso expresividad los violines de Sara Fontán, como en “Tragedia en el servicio de señoras” o “Pinzas en los ojos”). Incluso se vislumbran ya cambios en su característico imaginario lírico. Aquel chico despechado que vivía en una continua pataleta misógina empieza a darse cuenta de que, pese a toda la rabia que uno acumule, no es posible vivir sin amor, de que las relaciones sentimentales encierran todas las variantes posibles de grises, sin blancos ni negros, y sobre todo que cuando el odio desaparece los momentos cálidos de los días en los que brillaba el sol son los que mejor se recuerdan. Poca broma. Ahí están esas dos joyas que son “Haz tu magia” y “Maquillarse un antifaz” para dejar constancia de ello. Y no hay mejor manera de cerrar el disco que con “En sintonía”, una canción que nos trae a la cabeza a unos The Cure de parranda, con Robert Smith balanceándose sin equilibrio a punto de perder el conocimiento sobre sus bambas imposibles y abrazándose a un montón de amigos ebrios.
Resumiendo, Manos de Topo solamente hay unos, únicos e inimitables. El mundo no debería ser de los cobardes y los conformistas, así que apuesto nuevamente por ellos, solo que esta vez seremos muchos más los que estemos de su parte.