Eros/Anteros

Superar el impacto inicial de tu debut no es fácil. “Maelstrom” literalmente hacía que estrellases tus huesos al final de la escalera por la que te habían lanzado nada más darle al play. Esta vez los belgas, bien por ambición, bien por convicción, han querido hacer del concepto el motor y en la jugada han perdido los dientes. Articulado en torno a los principios de deseo (Eros) y amor no correspondido (Anteros). Algo tan viejo como la vida en contraposición indivisible a la muerte, la luz frente a la sombra, la experiencia vital convertida en tragedia con inspiración en la agresión rápida y deslavazada de Converge o Gaza o en la opresión lenta y dolorosa de Suma y, sobre todo, Amenra. En esta nueva entrega Caro Thonge grita como si el mal habitase en ella, pero en esa confesión obtenida a golpe de martillo queda un regusto a deja vu, añorando la velocidad pasada que cede aquí terreno a una lentitud viscosa. Un perro que ladra mucho pero muerde poco no merece custodiar tu alma.